15 años para el parricida de Chamberí

Se beneficia de la atenuante de arrepentimiento
La Policía conduce al acusado al furgón tras el juicio.

La Audiencia Provincial de Salamanca ha condena a Johnny Rafael Demey Zambrano a quince años de prisión por el asesinato de su padre en el domicilio familiar del barrio de Chamberí, con la concurrencia de la agravante de parentesco y la atenuante de arrepentimiento espontaneo a la pena de prisión de quince años y accesoria de inhabilitación absoluta.

 

También le condena a pagar las costas procesales causadas en estas actuaciones y a que por vía de responsabilidad civil, indemnice a su hermana, Johanna Altair Demey Zambrano, con 120.000 euros.

J.R.D.Z., un joven de origen venezolano y que por aquel entonces tenía 18 años recién cumplidos, se acostó el 26 de julio de 2016 con la idea de matar a su padre, según relataron fuentes policiales. Sobre las 5.00 horas de la madrugada del día 27, se levantó a la cocina a beber un vaso de agua, momento que aprovechó para coger un cuchillo con mango de madera y filo liso y dirigirse hacia el salón, donde su padre dormía en el sofá aquella noche debido al calor.

El joven le clavó dos veces el cuchillo a su padre en el cuello hasta que este se despertó. En aquel momento, su hermana, que dormía en su cuarto, se despertó por oír un ruido. Pensó que sería el perro y fue a ver.

Cuando llegó al salón, la escasa luz que entraba por las ventanas le permitió ver figuras en movimiento, pero siguió pensando que se trataba del animal. Cuando encendió la luz se encontró una escena que este martes relató llorando ante el tribunal: su hermano estaba sobre su padre, en el sofá, degollándole mientras él intentaba defenderse. “Me está matando, me está matando”, exclamaba la víctima.

En aquel momento, el acusado entró en shock, tiró el arma y se quedó aturdido. “Estaba como ido”, como destacó posteriormente su madrastra. Entonces ella le apartó de un empujón e intentó tapar la hemorragia de su padre con sábanas. Llamó a gritos a su madrastra, que dormía en el dormitorio de la pareja, pidiendo una ambulancia.

Llamaron al 1-1-2, pero tenían miedo de que la ambulancia no llegara a tiempo, por lo que decidieron bajar a su padre en coche al Hospital Virgen de la Vega. La víctima llegó en parada cardiorespiratoria y los facultativos del centro hospitalario no lograron reanimarle. Señalaron que el cuerpo presentaba dos heridas de arma blanca, la primera de ellas ligeramente oblicua y la segunda perpendicular.

Cuando llegó la Policía, J.R.D.Z. estaba dentro del coche en el que habían llegado. En el momento de su detención narró todo lo sucedido a los agentes, sin oponer resistencia ni intentar huir.

Los agentes dieron aviso a la brigada de la Policía Científica, quienes realizaron una inspección ocular del domicilio y del vehículo. Encontraron manchas de sangre en la calle, en el portal y en la vivienda, donde también hallaron el arma del crimen, cuyo filo estaba doblado (y así se ha mostrado este martes al jurado popular), y un par de guantes que llevaba puestos el presunto homicida (según él, dormía con ellos por heridas en las manos producidas por el ejercicio).

Según la declaración de los tres, la víctima, un profesor venezolano que viajaba habitualmente por trabajo, era un hombre de carácter fuerte, verbalmente violento y que infundía miedo a su hijo.

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