El Salmantino dejó escapar vivo este domingo al Compostela y tendrá que jugarse el ascenso a Segunda B a una carta el próximo fin de semana en tierras gallegas.
Los charros se vieron sorprendidos por la salida en tromba de los gallegos en el Helmántico y durante la primera media hora no le cogieron el aire al partido.
Los gallegos, que daban sensación de superioridad, tampoco habían generado ocasiones claras de gol. Bajaron el pistón y se igualaron las fuerzas, pero a falta de tres minutos para el descanso, Naveira dejó helado al Helmántico, que registraba media entrada, con un cabezazo por encima de la defensa que sorprendió a Rodri. Un gol que cayó como un jarro de agua fría.
Tras la reanudación se intuía que el partido se le iba a hacer muy largo a los gallegos. Fue emocionante, intenso, vibrante y entretenido para la hinchada, sobre todo la local, porque el Salmantino le dio un baño a su rival.
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Generó dos ocasiones claras antes de empatar el partido en el minuto 57, obra de Ortiz, que concluyó una jugada eléctrica que comenzó con un robo de balón en la salida del Compos.
El destino del partido estaba en manos del Salmantino, y también el de la final por el ascenso. Todavía dispuso de otras dos oportunidades de gol, pero no pudo materializarlas, lo que le deja en una situación delicada de cara a la vuelta de la eliminatoria.
Necesita marcar en Santiago para empezar a soñar con el ascenso.
