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Recordando a Angelita Cuesta

Gerardo Gombau. (Gloria Gombau)

[dropcap]C[/dropcap]omo ya he comentado, en septiembre de 1985 se celebró en Salamanca el congreso internacional “España en la Música de Occidente”  al que asistieron más de 200 musicólogos de todo el mundo. Tras la inauguración la Orquesta Sinfónica de Bilbao, dirigida por Enrique García Asencio, interpretó en el teatro del Liceo la “Sonata para orquesta de Cámara” de Gombau. A los actos asistieron su viuda y otros familiares que vivieron con gran emoción la efeméride.

Aquellos días fueron de reconocimiento para Gerardo Gombau y su música en una ciudad que desconocía su fama mundial. Salamanca había vibrado con Tomás Bretón, que componía música más popular y era muy conocido. Angelita Cuesta, la mujer de Gerardo, quedó muy agradecida con el homenaje que tributamos a su marido y respondió a la ciudad con una generosidad inmensa, con una donación de la que quiero dejar constancia por escrito para conocimiento de los salmantinos.

Pasados unos meses del homenaje, un domingo, muy de mañana, recibí una llamada que en principio me sobresaltó. Al otro lado del teléfono la voz la viuda de Gerardo Gombau, se disculpaba por llamar tan temprano, pero le era imprescindible hablar conmigo. Me informó de que al día siguiente ingresaba en un hospital para ser intervenida de una enfermedad grave y que los médicos le habían comunicado que podía morir en la operación. Tranquila, pensando muy bien lo que decía, me dijo que había redactado el testamento y que en agradecimiento al homenaje a su marido quería dejar al Ayuntamiento de Salamanca sus casas de la Plaza Mayor.

Hablé con ella largo rato, intenté quitarle importancia a la intervención quirúrgica, pero la realidad fue que no salió con vida de ella. Pasado un tiempo y abierto el testamento Angelita de la Cuesta donaba a Salamanca la esquina del Pabellón Real con el de San Martín, donde en la actualidad se encuentran algunas dependencias municipales. El edificio consta de sótano, planta baja, tres pisos y el desván. En total 520 metros en el corazón de Salamanca. A mi casa llegó también un paquete del notario con una carta de María de los Ángeles. Quería que tuviera un recuerdo de su marido: un libro y un retrato del músico, objetos que conservo con gran cuidado.

A la familia del Gombau fotógrafo, el Ayuntamiento de Salamanca le compró, en mayo de 1986, 4.900 placas de cristal y clichés fotográficos por dos millones de pesetas. Estas fotografías de los siglos XIX y XX, que se encontraban en Toro, sirven para reconocer la ciudad y su evolución a lo largo de muchos años. Hoy día este archivo fotográfico se encuentra depositado en la Filmoteca Regional y es muy consultado por historiadores, urbanistas y curiosos para desentrañar la Salamanca de principios del siglo XX.

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