[dropcap]I[/dropcap]mpresionante el concierto ofrecido este jueves por la Oscyl –Orquesta Sinfónica de Castilla y León – en la Plaza Mayor, con un Andrés Salado, director de orquesta, entregado y narrando lo que el público escuchaba, resultando divertido y didáctico.
Divertido, porque como a la mitad del concierto, Andrés Salado, pidió un espontáneo y salió un chico, Adolfo Domínguez, para que lo sustituyera al frente de la orquesta. Le dio una lecciones rápidas y la complicidad de los magníficos profesionales hizo el resto.
Didáctico, porque, como hemos señalado, Salado iba contando en qué se habían inspirado los compositores a la hora de escribir las partituras. Amantes, encuentros, desencuentros, leyendas, zares y hasta Carmen se paseo por la Plaza Mayor.
El programa elegido para el concierto fueron nueve piezas y comenzará con la obertura de ‘Ruslán y Ludmila: Obertura’, de Mijaíl Glinka (1804-1857), y ‘Caballería Ligera: Obertura’, de Franz Von Suppé (1819-1895). Continuará con ‘Cavalleria Rusticana: Intermezzo’, de Pietro Mascagni (1863-1945); ‘Bajo Truenos y Relámpagos’, de Johann Strauss (1825-1899); ‘Sansón y Dalida: Bacanal’, de Camille Saint Saëns (1835-1921); ‘Perpetuum Mobile’, de Johann Strauss; ‘Carmen, suite nº 1: Intermezzo’ y ‘Carmen, suite nº 2: Danza Bohemia’, de Bizet (1838-1875) y Ernest Guiraud (1837-1892); y, para concluir, la ‘Sinfonía nº 4. Op.36: 4º movimiento’, de Chaikovski (1840-1893).
El concierto de Salamanca comenzó a las 21.30 horas, bajo la batuta, de Andrés Salado y concluyó con un vals a las 23.00 horas
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