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La canción del verano no ha muerto, se ha diluido

Debido al cambio en los hábitos de consumo, la industria musical ha sufrido una transformación

Hasta bien entrada la década de los 2000, todos llegábamos a la época estival con una única pregunta en mente: ¿cuál será la canción del verano? Pese a que varios artistas han competido cada año por el título, siempre había un tema que destacaba por encima de los demás. Ese mismo que podías escuchar hasta la saciedad en la radio, en los pubs de moda o en los chiringuitos y del cual no te cansabas (o sí) hasta el mes de septiembre.

 

En los últimos años, no obstante, nadie recuerda cuál fue la famosa “canción del verano”. Son tantas las opciones musicales que nos ha traído el streaming que ya no existe esa canción que sobresale en el horizonte discográfico. Sin ir más lejos, ¿cuál es la canción de este verano? ¿“El anillo”? ¿“Lo malo”? ¿“Sin pijama”? Puede que nunca lo sepamos.

“Hoy en día los éxitos surgen muy rápido”, nos cuenta David Fernández, DJ en un pub de Salamanca durante años, “pero igual que surgen rápido, se diluyen en poco tiempo y surge otro tema”. Las redes sociales y las plataformas de música en streaming contribuyen a que un tema se haga viral en poco tiempo y, del mismo modo, se escuche tanto que acabe desgastándose más pronto.

Tampoco ayuda que los artistas lancen sus propuestas en meses como febrero o marzo, ya que, hasta el verano, esas canciones ya se han escuchado tanto que dejan de ser relevantes y son sustituidas por otras nuevas.

Esto se debe a los nuevos hábitos de consumo. Antes nos enterábamos de los éxitos gracias a las cadenas musicales de radio como Los 40, quienes nos decían cuál era la canción que reinaba en verano. Ahora, todo ocurre en Internet. Las listas de éxitos de plataformas como Spotify son las que marcan qué es lo más escuchado. Al fin y al cabo, su elaboración es más objetiva y orgánica que la de las radios musicales, que dependen de los votos y mensajes de los oyentes (y de los intereses de las discográficas).

No obstante, esto no significa que la canción del verano haya muerto. “Yo no diría que ha desaparecido”, explica el DJ salmantino, ahora “en vez de tener una canción del verano, hay varias canciones del verano”. Esta es la realidad con la que ahora convivimos, salvo excepciones. A nadie se le olvida el gran éxito del pasado verano, “Despacito”.

Con esta nueva situación, todos los artistas pueden llevarse su parte del pastel. Y si una de sus propuestas no funciona, sacan otra inmediatamente.

Sin embargo, es raro que no funcione. Las canciones que están meticulosamente pensadas para convertirse en el éxito del verano siguen una serie de pautas o fórmulas que les garantizan un cierto resultado. Lo que caracteriza a estos temas es “una melodía fácil de recordar y un estribillo pegadizo”, según David Fernández, además de ser frescas y bailables.

A esto se le suma el nuevo atributo de moda del que pueden presumir algunos de los éxitos de este verano: el feminismo entre comillas. “Yo ya no quiero ná’”, “Hola, mira que bien me va sola” o cualquier frase de “Lo malo” son prueba de ello.

En cuanto al género, lo que ahora manda es la música latina. Si retrocedemos unos cuantos años atrás, podemos comprobar la evolución de las canciones del verano en este sentido. Gracias a una herramienta de la base de datos de RTVE, podemos ver que en los años 80, cuando Georgie Dann era el rey de la pista, los éxitos eran mayoritariamente pop.

“Vamos a la playa”, de Righeira; “Me colé en una fiesta”, de Mecano; “Ni tú ni nadie”, de Alaska y Dinarama… Todos estos temas de la vieja escuela fueron sucedidos por la fiebre de la música electrónica con propuestas noventeras como “Saturday night”, de Whigfield, o el estilo aflamencado de piezas como “Solo se vive una vez”, de las Azúcar Moreno, o la mismísima “Macarena”.

La música latina ya comenzaba a meter la patita por debajo de la puerta. Prueba de ello es el éxito de artistas como Ricky Martin (“María”) o Elvis Crespo (“Suavemente”), pero no era lo que más se escuchaba.

Esta moda comenzó a partir de los 2000. Primero con esos temas tan conocidos que entraban en el “Disco Estrella” de cada año, como “Mayonesa” (Chocolate), “No rompas más” (Coyote Dax) o “Bomba” (King África), y luego con los artistas del mundo del reggaeton. Don Omar, con “Dale Don Dale”, o Daddy Yankee, con “Gasolina”, fueron ejemplos de ello.

Esto se intensificó más a partir del 2010, momento en el cual las canciones del verano eran o bien música electrónica – “Mr Saxobeat”, de Alexandra Stan en 2011, por ejemplo – o bien música latina, ya viniera de artistas nacionales como Juan Magán o americanos como Pitbull.

Eso sí, a partir de la llegada de Internet, comenzaron a aflorar los éxitos virales que, de otra manera, nadie habría bailado. De este modo, todos imitaron a un caballo con el “Gangnam style” de Psy o convirtieron en éxito radiofónico un tema, entre comillas, humorístico, como el actual “Cómeme el donut”.

Texto: Paula Castro Morán

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