Hace dos meses, el 30 de mayo, un vecino descubrió una enorme grieta a lo largo de la valla de sesenta metros que delimita un solar y el muro de la residencia Fidalgo Morales, en el barrio Blanco
Durante este tiempo, los vecinos han mirado con preocupación el boquete que se extendía a lo largo de la pared. La policía Local tenía acordonada la zona y así evitar posibles accidentes. No obstante, al haber llovido tan intensamente durante toda la primavera, el temor a un nuevo corrimiento de tierra era una preocupación constante en el vecindario.
Los trabajos para apuntalar el muro comenzaron el pasado 19 de julio. Actualmente, hay una barrera de contención provisional, que sujetan los varios metros de altura para contener la presión del suelo en pendiente.
Los dos muros de contención de mayor altura continúan curvados y ligeramente inclinado hacia la residencia. Al igual que la grieta que se abrió el pasado mes de mayo de un metro de anchura.