[dropcap]J[/dropcap]esús Málaga en su libro ‘Desde el balcón del Ayuntamiento. Memorias de un alcalde’, explica que la plaza de San Román se resolvió con la creación de dos niveles. El primero a la altura de la iglesia que le da nombre y la torre del convento de Santa Clara, y el segundo a la altura del palacio de los Francos, casa de los Ramos del Manzano. Ambos espacios se comunican por una escalinata y un graderío que salvan los desniveles. También se accede de uno a otro especio a través de una rampa.
Esta preciosa plaza está presidida por el claustro de los Francos, trasladado desde la actual Gran Vía al patio de las Siervas de San José. Las Siervas permitieron a Pablo Beltrán de Heredia dar la vuelta a la fachada del edifico para que los salmantinos pudieran disfrutarla. Con la intervención en el palacio y en la plaza se embelleció el entorno que hoy solo afea el solar del que fuera teatro Bretón.
La intrahistoria
Al final de la dictadura, el alcalde Pablo Beltrán de Heredia, último alcalde de la era Franquista, llegó a un acuerdo con las Siervas de San José que benefició a todos y modernizó las instalaciones del colegio. Donde hoy está el pabellón nuevo, se encontraba el noviciado y estaba viejísimo. Por una parte, había que arreglar el colegio y les venía bien prescindir de las ruinas del antiguo palacio de los Condes de Franco y, por otro lado, al Ayuntamiento también le venía bien sacar fuera la galería y mostrarla a los salmantinos.
Se hizo una especie de trueque. El Ayuntamiento se comprometía a desmontar la galería y sacarla piedra a piedra. “Ese desmonte lo pagó el Ayuntamiento. Y cuando eso se hizo, les permitió hacer el pabellón. Allí estaba la facultad de Medicina, que nos cedió esto y el Torreón, con la condición de que tuviéramos ahí una escuela para niñas pobres, porque aquí en el barrio de San Román había niños muy pobres”, relata Adela Cáceres, Sierva de San José.
Actualmente, en el Torreón está la sala de trabajo de los profesores, un aula que usan para dar clases y una tercera estancia que es de la comunidad de las Siervas de San José. Pero, antiguamente, como recuerda Jesús Málaga, era el secadero de los cadáveres. “Allí era donde se hacían las disecciones y era como la lección de anatomía de Rembrandt. Los alumnos se ponían alrededor y visualizaban”, explica el exalcalde salmantino.
El Palacio estaba situado en el nº 60 de la Gran Vía. Era una casa señorial como tantas otras que había en Salamanca. En 1917, pasó a ser propiedad de la Orden de las Siervas de San José. Se demolió el edificio pero se conservaron las galerías del patio interior.
En 1977 el Ayuntamiento y las religiosas llegan a un acuerdo para mostrar los restos de la galería, que es lo que hoy puede verse en la Plaza de San Román.
Son 16 columnas de granito por planta, con una estructura adintelada que forma parte de un total de cuatro galerías. Lo que se puede admirar hoy en la plaza de San Román es un lateral. La remodelación de la plaza es de 1985 y corrió a cargo de los servicios municipales.
La plaza de San Román es propicia para actividades musicales y culturales. Solo tiene un inconveniente, soporta una continúa agresión de los grafiteros.
Ignacio Carnero en su Callejero Histórico Salmantino cuenta que la plaza de San Román debe su nombre a la parroquia de San Román fundada en 1126, fecha que se conoce porque se cita su nombre en el Fuero de Salamanca, ya que el templo ha desaparecido.
Le debemos la Plaza Mayor
El Palacio del Conde de Francos era de estilo clasicista tardío, se construyó a mediados del s. XVII por Francisco Ramos del Manzanos, nombrado Conde de Francos por Carlos II, catedrático de leyes en la Universidad de Salamanca en 1624.
Tal vez se le pueda considerar el principal representante del Humanismo jurídico en Salamanca, con una influyente obra, puesto que fue titular de diversas cátedras de Leyes desde 1628 hasta llegar a la de Prima en 1641. En 1644 abandonó la Universidad al ser nombrado Presidente del Senado extraordinario de Milán. Hasta su muerte, acaecida en Madrid en 1683, desempeñó cargos en otros Consejos, incluyendo el de Cámara.
La familia del Conde de Franco fue una de las más importantes de Salamanca, desde 1501 hasta 2013, fecha en la que el actual conde de Francos, Ramón Fernández Madruga, depositó el legado de la familia en el Archivo Histórico Provincial de Salamanca para que ayudase al estudio de la historia de Castilla y León. Como detalle, destacar que el III Conde de Francos, Don José del Castillo y Larrazábal, fue el principal promotor de la construcción de la Plaza Mayor de Salamanca. De hecho, la estatua, obra de Fernando Mayoral, que se puede ver en la plaza Poeta Iglesias refleja al conde de Francos y a Churriguera.
*** Documentación. Beatriz Garrido Ramos, Coordinadora y responsable de proyectos. Artículo publicado originalmente en ArtyHum #17