Los usuarios de la piscina de Pizarrales se llevaron una sorpresa muy desagradable hace algunos días.
Cuál no sería su sorpresa cuando vieron flotando junto a la escalera heces que algún desalmado había depuesto dentro del agua.
Y estuvieron en el agua el tiempo suficiente como para que otros usuarios las fotografiaran.
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Este episodio escatológico es el más desagradable, pero los usuarios se quejan de que habitualmente se ven otros elementos navegando por el vaso de la piscina.
Sobre todo, bolas de pelo “que no retira nadie”, algunas de las cuales también se pueden apreciar en ocasiones en el borde de la piscina.
Por otra parte, una usuaria denuncia el trato vejatorio que recibieron el domingo pasado en la piscina de La Aldehuela.
La mujer explica que “me llamaron la atención porque mi sobrina era muy pequeña para tirarse por los toboganes pequeños, como estaban haciendo muchos más niños de su edad sin problema alguno… Pero de otra etnia”.
Añade que “con todo el respeto que nos merece preguntamos al socorrista que por qué la niña no y ellos sí, a lo que respondió chasqueando los dedos a un centímetro de la cara de mi marido y nos invitó a esperarle a la salida”.
Relata que “no esperaba eso del personal que se supone está a nuestro servicio”.
Pero ahí no acabó el asunto. “No tranquilo con eso buscó nuestras toallas y nos ha increpado con sus gestos y risas. Somos un matrimonio con tres niños. No somos chiquillos jóvenes. Me parece un atrevimiento y una falta de respeto”, concluye.
No obstante, otras fuentes indican que el que inició el conflicto fue el padre de familia «de forma injustificada».