Eduardo San Rufo, perito judicial experto en delitos informáticos, ha alertado sobre una nueva forma de chantaje a jóvenes cuyo fin es obtener imágenes de índole sexual a través de la famosa Momo. Momo comenzó siendo una broma de terror recurrente en las redes sociales y se ha convertido en un posible peligro por acoso para los jóvenes.
San Rufo se dedica a dar cursos sobre este tema para los padres, quienes acuden alertados por cuestiones como el reto de La Ballena Azul. Recientemente, una joven riojana denunció haber sido víctima de una presunta violencia como parte de este “juego”.
Ahora los jóvenes se enfrentan a Momo, una práctica que comenzó en Japón este mismo año y que ha llegado a España. Según San Rufo, se trata más de un delito de ciberacoso, phishing y estafa que un “juego” de retos. Se presenta a través de mensajes de WhatsApp o Facebook y “siempre lo hace a una hora fija, las tres de la madrugada”.
Su primer mensaje es una obra de arte japonesa denominada Momo y que representa a “una muñeca terrorífica”. Tras captar a un joven, le piden que realice diferentes “pruebas” y que envíe evidencias de que las ha completado con imágenes o audios.
“Primero son gamberradas”, señala San Rufo, “pero suben de nivel hasta pedir, principalmente, imágenes de índole sexual”. Su verdadero objetivo es “obtener imágenes de pornografía”, para lo cual hace uso de la extorsión. “Convencen al joven de que le están observando y siguiendo, juegan con su miedo, a veces con datos que él ha facilitado antes de forma inocente, y con ellos le chantajean y le amenazan con revelar lo que tienen de él si no les obedece”, explica el experto.
Ante este tipo de prácticas, “no es fácil actuar jurídicamente”, indica Eduardo San Rufo, “los autores operan desde otros países”. Lo que el perito recomienda a los padres de los menores para evitarlo es que observen a sus hijos. “Si un chaval de 14 o 15 años está preocupado o tiene estrés, como puede suceder en estos casos, se lo van a notar”, explica.