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La escombrera que se convirtió en plaza

Hace 33 años que Pasqual Maragall inauguró la plaza de Barcelona con una anécdota. En el saludo dijo: ¡Queridos ciudadanos de Málaga! La mente le jugó una mala pasada y mezcló el apellido del alcalde, Jesús Málaga, con el nombre de la ciudad
La plaza de Barcelona. Foto. ARCHIVO.

 

[dropcap]G[/dropcap]arrido necesitaba una plaza y había que dársela. Eso, más o menos, es lo que debió de pensar el Ayuntamiento de Salamanca a principios de la década de los 80, cuando Garrido era el barrio más popular y populoso de la ciudad.

El diseño de la plaza de Barcelona es obra del arquitecto salmantino Antonio Fernández Alba, que realizó un proyecto en el que se hacía referencia a la ciudad condal y, más específicamente, a la Gran Vía-Diagonal.

Los bancos que se colocaron en aquella primera plaza, la que se inauguró en 1985, recordaban a los diseñados por Gaudí. Se emplearon 47 millones de pesetas (282.475,689€)  para esta hermosa plaza que antes de su construcción era una escombrera. En ella, hay un espacio para niños, otro para jóvenes y un tercero para personas mayores. Toda la plaza recuerda el urbanismo de Ildefonso Cerdá.

Jesús Málaga relata en su libro Desde el balcón del Ayuntamiento: memorias de un alcalde, que la obra tuvo su calvario. Una línea de alta tensión y los problemas para eliminarla demoraron la construcción. Pero, el 24 de febrero de 1985 estaba en perfecto estado de revista.

A la inauguración vino Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona entonces. Málaga recuerda que se preparamos una gran fiesta para aquel domingo. Colaboraron Navega, Agasur, la Asociación de Padres del colegio Filiberto Villaolobos, grupos folklóricos de los barrios del Oeste, Chamberí, Puente Ladrillo, el grupo de Teatro La Comparsa de Picasso, las majorettes de San José, Raíces Charras y la Banda Municipal de Música de Salamanca. Hubo suelta de palomas y de globos de multitud de colores. Pero, lo más importante fue la presencia de miles de salmantinos, especialmente del barrio de Garrido.

Pasqual Maragall estaba encantado con el recibimiento. Pidió subir a uno de los pisos altos de la plaza para contemplar mejor la estructura de la misma. Después, desde una tarima, se dirigió a los salmantino. Comenzó su discurso con una frase que se hizo famosa:

-¡Queridos ciudadanos de Málaga!

Jesús Málaga explica que una carcajada resonó en el auditorio, a la que siguió un sonoro y prolongado aplauso. «Mi apellido se había cruzado en su mente y le había jugado una mala pasada. Siguió su discurso hablando de un proyecto común para los pueblos y ciudades de España. En su discurso expresó su gran sorpresa por la política educativa y cultural del Ayuntamiento».

La fuente similar a la de Canaletas que se colocó en 2010.

Aquella plaza quedó vieja y en 2010, la plaza se remodeló con una inversión de 272.668€ que sirvieron para la construcción de una zona de juegos y la recuperación de 25 árboles, además de la mejora de la accesibilidad y la instalación de una fuente similar a la de Canaletas que constó 17.871€.

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