Dale Leeks, un británico de 34 años, decidió poner un anuncio en eBay en el que ponía a la venta a su mujer como si de un coche de segunda mano se tratase. Lo que en principio era una broma de venganza conyugal, se le acabó yendo de las manos. El anunció recibió un aluvión de pujas que llegaron a los 80.000 euros.
En el anuncio, Leeks incluía descripciones ciertamente desagradables como «su carrocería está bastante arreglada pero de cerca muestra signos de desgaste», «la parte trasera tiene fugas, pero nada que no se pueda tapar», «algunas partes no funcionan» o que hacía un «sonido de quejas constante».
Esta broma era la respuesta a una jugarreta de su mujer, Kelly Graves, de 37 años, quien le azotó en el culo con una fusta en una tienda de hípica. No obstante, la broma llegó demasiado lejos. En menos de 24 horas, el anuncio acumuló 8.000 visitas y empezó a recibir un aluvión de ofertas y mensajes. Las pujas alcanzaron los casi 80.000 euros.
Lejos de ofenderse, a Graves le hizo mucha gracia el fenómeno desatado. La situación terminó con eBay retirando el anuncio. No porque supiera que se debía a una broma sino por la prohibición de «vender partes o restos humanos».