Un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto Universitario de Investigación en Gestión Forestal Sostenible (iuFOR, centro mixto UVa-INIA) en el Campus de Palencia, advierte que la expansión del topillo campesino por la Meseta Norte podría poner en riesgo la regeneración natural de los árboles del género Quercus, especies productoras de bellotas, ya que depredan estos frutos de un modo diferente (por la zona del embrión) que otras especies de roedores tradicionalmente presentes en la zona.
En un trabajo experimental con tres especies de roedores, ratón silvestre y ratón moruno –dos especies que incluyen las bellotas en su dieta habitual- y topillo común –que, a priori, no las incluye-. Los investigadores han confirmado que las tres especies consumen las bellotas, pero las dos primeras preservan el embrión, confirmando la relación mutualista con las especies del género Quercus, mientras que el topillo campesino destruye el embrión.
“Hasta este momento se consideraba que la relación de los roedores con las especies que producen bellotas era contraproducente, porque las depredaban. En cambio, con el tiempo hemos ido viendo que estos roedores tienen un papel colaborador, al diseminarlas transportando las bellotas y almacenándolas bajo tierra, y luego comiéndoselas progresivamente para evitar dañar el embrión”, apunta en declaraciones a DiCYT José María del Arco, coautor junto con David Beltrán y Carolina Martínez Ruiz.
En cuanto al consumo de la bellota, los investigadores han observado que el ratón silvestre y el ratón moruno, “que llevan comiendo bellotas aquí desde tiempos ancestrales”, las procesan de una manera muy peculiar. “En el extremo más estrecho de la bellota se encuentra el embrión, que es la parte más importante, ya que es la que forma una nueva plántula. Los ratones comen las bellotas por la parte opuesta, dando una oportunidad a que el embrión pueda germinar. En estudios anteriores se había visto que esas bellotas comidas parcialmente podían germinar y convertirse en una nueva planta, lo que confirma esa colaboración”, detalla Del Arco.
El topillo campesino empieza por el embrión
Por otro lado, los investigadores se preguntaron qué pasaría si el topillo campesino, que se ha expandido a la Meseta desde la Cordillera Cantábrica, donde se alimenta de material verde tierno, también consumiera bellotas. Con la extensión del regadío este roedor está encontrando alimento, pero en caso de sequías o en picos poblacionales, cuando conforma importantes plagas, podría buscar otras fuentes de alimento, como las bellotas.
“Hemos visto que el topillo consume bellotas de forma diferente a las otras dos especies de roedores, ya que empieza por la parte donde se encuentra el embrión, la parte más estrecha, que es la más cómoda para ellos. Y al comerse el embrión la bellota queda inservible para germinar”, señala el investigador, quien advierte que, si el topillo se desplaza hacia las zonas arboladas en busca de alimento, puede destrozar las bellotas y poner en riesgo la expansión natural de estos árboles.
Entre las especies del género Quercus se encuentran encinas, quejigos, robles, alcornoques y coscojas, que constituyen buena parte de la base de los bosques de Castilla y León. De ahí la importancia de este estudio. “Las tres especies prefieren fundamentalmente las bellotas de encina, que tienen mayor cantidad de proteína y azúcares, y es más jugosa”. Por el contrario, agrega Del Arco, las tres especies de roedores rechazan las bellotas de alcornoque, “que tienen más concentración de taninos y, por tanto, peor sabor”.
La predilección del ratón silvestre y el ratón moruno por la bellota de encina ha influido probablemente, según los investigadores, en que esta especie del género Quercus sea la más extendida en Castilla y León.