Juan Carlos «N», conocido como «el monstruo de Ecatepec», admitió ante la Fiscalía General de Justicia del Estado de México el secuestro, violación y asesinato de una veintena de mujeres. Así se puede ver en un vídeo que se ha filtrado en las redes sociales, cuya difusión podría obligar a la Fiscalía a dejarle en libertad por no ocultar su rostro.
El ‘monstruo de Ecatepec’, quien fue detenido llevando en un carrito de bebé restos humanos de una de sus últimas víctimas, habló sobre los motivos que le llevaron a esta conducta. «Prefiero que mis perritos coman carne de esas mujeres a que ellas sigan respirando mi oxígeno», señaló. El acusado cree que no saldrá de esta, pero ha manifestado que, si sale, «voy a seguir matando mujeres» a causa «del odio que les tengo».
Según él, todo comenzó con una ruptura. «Yo dije: si yo no fui feliz, nadie lo va a ser», asegura, e insiste en que «estoy completamente sano y bien, lo que estoy haciendo es limpiar el mundo de porquería».
Pese a su odio manifiesto hacia las mujeres, está casado con una. Su esposa explicó que su marido atraía a las mujeres a su casa con una falsa oferta de empleo como limpiadoras y después «las jalaba para violarlas. A pesar de tenerme ahí, él quería tener sexo con mujeres de fuera».
El feminicidio es realmente un problema en México. Lydette Carrión, periodista y experta en la materia, acaba de presentar un libro titulado «La fosa de agua» que trata sobre la investigación de estos delitos. «¿Dónde se encuentran las adolescentes que han desaparecido? ¿Quién se las llevó? ¿Qué les pasó? ¿Dónde están?», se pregunta. El libro ahonda en varios de estos casos y exhibe la falta de resultados en la investigación y las carencias e irregularidades de los procesos judiciales.
Según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, en México se han documentado 1.420 asesinatos a mujeres entre 2014 y 2017. «Pasa cada ciertos años que hay un caso así», señala la experta, «y te puedo apostar a que el próximo mes va a haber otro caso que va a borrar la atención (de este)».
La autora cree que deben hacerse «preguntas que creo que son importantes en este momento, porque en esa zona, desde hace muchos años, desaparecen mujeres, y muchos indicios apuntan al crimen organizado». Carrión considera que las autoridades «no pueden eliminar esa línea de investigación».