Letizia, una reina con andamios

15 centímetros de tacón, casi no podía andar, pero enhiesta como una vela paseo por la alfombra azul en Oviedo
Doña Letizia, don Felipe y doña Sofía, en los Príncesa de Asturias.

 

Los reyes entrando en el teatro de Campoamor, Oviedo, donde se entregaron los Princesa de Asturias.

[dropcap]H[/dropcap]ace unos años leí en una columna del gran Carlos García Calvo algo así como que Felipe Varela hacía auténticas esculturas con los trajes, pero que no le terminaban de emocionar. Tomando prestado este análisis, a mí me ha ocurrido algo parecido con este vestido escultura -muy acorde con la época del rey Pelayo, parece una malla medieval- que llevó la reina Letizia en los Princesa de Asturias.

Dicen, los que estuvieron en Oviedo, que al natural era impresionante, por la mezcla de tejidos y las puntadas que los hilaban. Puede ser, pero desgraciadamente, son muy pocos los que disfrutan del espectáculo en vivo y muchos los que lo hacemos a través de la pantalla de una televisión, ordenador o dispositivo, por lo que el efecto era desastroso.

Daba la sensación de que le quedaba grande y eso estamos seguros de que no era así.

La reina Letizia lució en Oviedo, quizá los zapatos con más tacón que tiene en su vestidor. A ojo de buen cubero, unos 15 centímetros.

El andamiaje 

Al margen del vestido, que podíamos asemejarlo a esa escultura que llama mucho la atención en la feria de arte de Arco y luego resulta que es el extintor u otro objeto cotidiano, me atrevo a decir que no se lo volveremos a ver puesto, lo que llamó la atención a todos los que asistieron, y a los que lo vimos por la pantalla, fueron los tacones. La reina Letizia se ha superado a sí misma. A ojo de buen cubero, unos 15 centímetros, lo que coloquialmente llaman las mujeres: ‘subirse a los andamios’. Quizá sean los zapatos más altos que tiene en su vestidor.

Por primera vez, la reina Letizia estaba unos centímetros más alta que una elegantísima reina Sofía. Ambas mujeres escoltaban al rey Felipe.

Doña Letizia enhiesta como una vela, se deslizó por la alfombra azul del teatro Campoamor de Oviedo, pero la altura no la dan los tacones. Decía Coco Chanel: “No es la apariencia, es la esencia. No es el dinero, es la educación. No es la ropa, es la clase”.

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