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Halloween, la fiesta más americana nació en Europa

Con la migración de irlandeses a Estados Unidos, resurgió lo que los celtas llamaban Samhain.

La festividad de Halloween, celebrada el 31 de octubre como víspera del Día de Todos los Santos, se ha hecho popular en España en los últimos años a raíz de la cultura anglosajona. Sin embargo, el origen de esta tradición viene de Europa y celebraba el fin del verano y el inicio de las cosechas.

Se podría decir que el padre de lo que hoy conocemos como Halloween es el Samhain, una fiesta creada por los celtas que coincidía con el solsticio de otoño y que se celebraba cada año en zonas como Irlanda o Escocia (Galicia, incluso). Se creía que esta noche se abría la puerta entre el mundo de los vivos y el de los muertos, por lo que estos vagaban libremente.

Se solían tallar verduras, especialmente nabos, para introducir dentro una vela y así crear un farol para guiar a los familiares fallecidos y espantar a los espíritus malignos. Del mismo modo, creían que usando disfraces confundían a los difuntos e impedían que las ánimas les invadieran. Los niños solían recoger presentes de las casas para utilizarlos de ofrenda.

Cuando el catolicismo se extendió en el viejo continente, la Iglesia comenzó a erradicar las festividades paganas y el papa Gregorio IV popularizó la fiesta del Día de Todos los Santos el 1 de noviembre para que coincidiera con el Samhain. Se llamó «All Hallow’s Eve», término que se transformó en Halloween.

¿Y cómo llegó esto a lo que es hoy en día? Con la migración de irlandeses a Estados Unidos. Allí resurgió esta festividad y continuaron tallando nabos hasta que un año había excedente de calabazas, por lo que pasaron a sustituir a los nabos. Esto, además, les vino muy bien, ya que se dieron cuenta de que era mucho más sencillo tallar estas verduras.

De ahí surgió la leyenda de Jack O’Lantern. Jack O’Lantern es esa famosa «cara» terrorífica que se talla en las calabazas. Se cuenta que el original O’Lantern era un irlandés pendenciero que logró engañar al diablo para que no se quedase con su alma. Al fallecer, no le aceptaron en el Cielo ni en el Infierno, por lo que se cuenta que se quedó vagando por la Tierra con el farol de nabo.

Actualmente, se mantiene la tradición de que los niños recojan presentes de las casas, aunque ahora son dulces y se hace bajo la amenaza «truco o trato». Los disfraces también se han mantenido, aunque han evolucionado. Eso sí, al contrario de lo que se cree en España, los disfraces no tienen por qué ser terroríficos. Eso solo se hace aquí.

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