[dropcap]R[/dropcap]afael Zambrano se hallaba en su automóvil. Le dolía el cuello y tenía hambre, pero debía aguantar unas horas más si quería abastecerlo de combustible. En el vidrio frontal de su Ford Fiesta 2006 tenía marcado el número 47, con pintura líquida blanca para zapatos.
La fila estaba compuesta por más de 300 vehículos. La mayoría de sus dueños habían pasado la noche en las afueras de la estación de servicio La Colina, ubicada en San Cristóbal, capital del estado Táchira, Venezuela, frontera con Colombia.
“Esto no es nada. Hace una semana, tuve que hacer una cola de casi tres días para poder cargar el tanque. Cada día esta situación se torna más terrible. Un karma más que debemos afrontar para seguir adelante”, subraya Zambrano, quien trabaja reparando electrodomésticos en su casa, ubicada en la zona norte de la citada entidad.
En los últimos meses, la crisis del combustible en el país caribeño se ha agudizado de manera alarmante, trastocando el diario vivir de los ciudadanos, quienes prácticamente han tenido que cambiar sus hábitos de vida, e incluso reorganizar sus jornadas laborales, para poder llenar los tanques de sus vehículos, ante la escasez del carburante en el país.
Dos coches más atrás, en un Fiat Uno, azul, marcado con el 49, Gregoria conversa con su hermano David. Ambos son maestros y a veces se ven obligados a contratar a suplentes que cubran sus horarios escolares, para ellos poder adquirir la gasolina para sus automotores.
“Muchos venezolanos seguimos luchando en nuestro país; sin embargo, cada día los servicios son más precarios y cuando se trata de la gasolina la cuestión empeora cada vez más. Uno pierde tiempo, dinero, calidad de vida. Por Dios, no nos merecemos esto”, dijo Gregoria Hernández.
De acuerdo con declaraciones de Iván Freites, secretario de la Federación unitaria de Trabajadores petroleros de Venezuela (Futpv) la baja producción de combustible sería la causa de las largas colas en las estaciones de servicio del país. En este particular, Freites estima que la escasez se ubica en un 80 por ciento.
“No hay gasolina, está prácticamente paralizada la producción de gasolina en el país”, señaló Freites. Dijo, además, que la refinería de Amuay (ubicada en el estado Falcón, al noroeste de Caracas) “no tiene carga para producir combustible”.
Por otra parte, voceros del gobierno de Maduro sostienen que la escasez se debe al contrabando de combustible hacia Colombia, por lo que desde hace años se ha impuesto en la frontera una Tarjeta de Abastecimiento de Gasolina conocida como TAG o Chip, que es colocada en el parabrisas del vehículo y detectado por un sensor en las estaciones de servicio. Con éste, solo seis veces se puede abastecer de combustible al mes, lo que, según usuarios, perjudica a gran parte de la población, mientras el contrabando continúa.
“Aquí inventaron el chip y nada, la situación ha empeorado. Ahora un sistema Bio métrico que tampoco funciona por la mala señal de Internet. Por otra parte, Maduro dice que subirá los precios del combustible, pero ya sabemos que los más afectados seremos la mayoría”, indica Rafael Zambrano, con displicencia.
Aunque hace algunos años las kilométricas colas en las estaciones de servicio se registraban solo en municipios fronterizos del Táchira y el Zulia, en los últimos meses se han reportado en estados centrales como Carabobo, Aragua, Cojedes, Yaracuy y Lara.
Por Raúl Márquez (Táchira, Venezuela)