[dropcap]C[/dropcap]omprado. Lo que me vendas. Mis recursos son tuyos, pide cuanto quieras. Cuánto cuento con cada cuenta que cuentas ¿verdad? Haz la cuenta con lo que te cuento, cuenta cuanto cuento quieras contar. Cuánta cuenta cuando cuentas cada cuento. Seguro que no tú pero, ya sabes, hay quien no se da ni cuenta.
Las monedas se creen y no se destruyen, tampoco se transforman, sencillamente se intercambian y viajan. De mano en mano, de bolsillo en bolsillo. Auténticas fuentes de riqueza. Inagotables. Suerte, son muchísimas las cosas que llevarse a casa sin validez que cuestionar. Comprar y aplaudir. Evito los billetes, pueden convertirse en papel mojado. A crédito todo, será tuyo mientras no lo pierdas.
Vendido. Te ha resultado fácil, lo contaste bien. Le diste el tono y el tema. La melodía y la temperatura, lo pensaste, lo mediste, lo trabajaste, lo decoraste. Lo clavaste. Convenciste. Nadie como tú. Me tienes ganado.
Tú, persona comprometida que haces lo necesario y más, que huyes de la sensación de fracaso, no ibas a fallar. Tú, que manchas de tanto entusiasmo cada palabra que sale de tu boca que no es posible decirte no. Tú, titular de esos ojos curiosos que devoran avales. Tú, valiente, que te agigantas ante la derrota, que no necesitas labios para distinguir un grano de azúcar en un saco de sal. Tú, que atas con nudos marineros lo que haces según lo dices. Tú, bambú, capaz de encontrar el resquicio por el que pasar, la parte del río por donde cruzar. Tú, que ignoras el tiempo y confías en la buena danza, que inviertes tu paciencia a conciencia.
Estuviste impecable. Me lo llevo puesto. Tu razón y mis gracias. Ahora me doy cuenta, exquisita explicación para solucionar tan inimaginable amenaza. Confío sin fianza. Que mis más valiosos oros puedan descansar en tu saca.
Avisa cuando regreses al mercado. Espero todas las novedades de tu muestrario. Para ti seré siempre territorio conquistado. Diré que sí al cuento, al tono, al tema, a la melodía, a la temperatura. Desearé sí a lo que has pensado, medido, trabajado y decorado. Cuéntame comprador asegurado.
Por favor, admíteme. Permíteme vendarte un regalo. Un portubien. Que no sea yo el único. Que eso no suceda. Nada importo en cuanta venta te queda. No te conformes conmigo, debes saber que soy un consumidor compulsivo. Cítate con la persona a la que no te resultará barato vender, es a ella a quien te tiene que preocupar convencer.
Fíjate en sus ojos, si se ven limpios o cansados. Interpreta con cuidado sus arrugas y sus gestos. Yo no importo nada, tampoco los demás, menos el resto. Quien te debe decir sí, de quien debes conseguir una amable mirada, no está lejos de ti, es en realidad esa única persona que siempre te acompaña.
A esa persona y no a mí, por si resulta que soy idiota o lo contrario y regalo síes porque son el precio más barato.
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