[dropcap]A[/dropcap]ntonio Cañizares es una persona simpática y afectiva. Cuando le nombraron obispo de Ávila coincidí con él en algunas ocasiones y me invitó a visitarle. Pensé hacerlo, pero no surgió la ocasión. Logró para la ciudad amurallada la Universidad Católica que supuso una hipoteca de por vida para la diócesis, pero los abulenses le querían a rabiar, especialmente las personas más destacadas del PP. Catapultado a Roma, estoy seguro que llegará lejos ya que domina como nadie las relaciones humanas y sabe aprovechar sus habilidades sociales.
Mirentxu Purroy estudió periodismo en Navarra, su tierra natal. Vino a trabajar de redactora al diario El Adelanto. Estudió Psicología en la Universidad Pontifica de Salamanca donde coincidió con nosotros. Fuimos muy amigos, aunque políticamente apostó por ideologías alejadas de las nuestras. Llegó a dirigir Punto y Hora de Euskalerría durante algún tiempo, e ingresó en los últimos años de la dictadura en la cárcel de Pamplona. Logré, junto con Ramón Caba, visitarla en la prisión alegando mi condición de profesor de la Pontificia. Después perdimos su rastro durante largos años. Nos encontramos casualmente un verano en Francia y volvimos a saber de ella con motivo del estreno de una de sus películas en Salamanca. Inteligente y conocedora de su profesión, Mirentxu se hizo un hueco en Salamanca donde desarrolló un periodismo de academia.
En mi estancia en la Universidad Pontificia he conocido a un grupo de obispos de los me gustaría dar mi opinión. El arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, es un hombre bueno, de diálogo. Intenta siempre el consenso y evita, siempre que puede, la confrontación. Esa forma de ser y de comportarse le ha producido beneficios. Está bien visto por la izquierda y no suscita recelos en la derecha. Creo que en los próximos años veremos brillar su gestión, eso sí, alejado de los focos mediáticos, tan del gusto de su antecesor en la presidencia de la Conferencia Episcopal.
Adolfo González Montes, Obispo de Almería, tiene una cabeza privilegiada. Prelado de Ávila, salió de la diócesis enfrentado con las fuerzas vivas de la ciudad. Formado en Alemania, me consta que intentó solucionar el grave conflicto que la diócesis de Ávila tiene con la Universidad Católica sin conseguirlo.
Carlos López es un canonista y como tal responde a la forma de concebir su forma de dirigir la diócesis de Salamanca. Los problemas que aquejan a su rebaño son serios y con difícil solución. Los pueblos se quedan sin gente, las parroquias sin cura, y el seminario, lleva años vacío. El clero de Salamanca envejece y difícilmente puede atender las demandas pastorales. El caso de Raúl Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo, es distinto. La despoblación de su diócesis es aterradora, pero mantiene un nutrido número de sacerdotes, suficientes para las demandas del episcopado más pequeño de España. Son el haz y el envés, Carlos introvertido y tímido y Berzosa extrovertido y sintónico con sus diocesanos. Nos queda en Salamanca todavía un obispo de la era taranconiana en Salamanca, el dimisionario de Sigüenza- Guadalajara. Formado en la emigración en Alemania, supo ser pastor en su diócesis y en su pueblo, donde ha vuelto para vivir su jubilación. Amable, vivo, sagaz y bueno, monseñor José Sánchez es el prototipo de obispo del siglo XXI.
Conocí al obispo dimisionario de San Sebastián, Juan Uriarte, cuando era prelado de Zamora. Vino a mi consulta del Hospital Clínico para consultar por una afonía. Sabía de mí por Freijo y hablamos un poco de la situación del País Vasco. Estaba al corriente de su mediación en las negociaciones de paz y su compromiso por que llegaran a buen término. Me pareció un hombre íntegro, de los que te puedes fiar, de gran calidad humana. No volví a coincidir con él, pero puedo afirmar que es de los dejan huella.
He seguido la trayectoria de dos teólogos, profesores de la Universidad Pontificia de Salamanca. Olegario González de Cardedal ha sido un referente en la teología española de finales del siglo XX y principios del XXI. Leer sus textos es un deleite. Esperaba cada año sus artículos sobre el Jesús histórico el día de Viernes Santo en el diario madrileño El País. Cuida sus textos y busca complicidad con el lector. He asistido a muchas de sus conferencias y he comprobado que las prepara concienzudamente, sin dejar resquicio alguno a la improvisación.
José Román Flecha fue vicerrector de la Pontificia. Está considerado como un gran especialista en Ética. Colaboré con él en alguna de las jornadas sobre este apasionante tema que organizaba cada curso. Me dejó un grato recuerdo su intervención en la inauguración del Simposio sobre Lectura que organizamos desde las Escuelas Superiores de Logopedia y Psicología del Lenguaje. Publicamos su texto en las actas, y puedo afirmar que es uno de los discursos que más me han impresionado por lo bien escrito y argumentado que está.
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3 comentarios en «Nombres ligados a la Pontificia»
Sr Málaga, el viernes usted presenta un libro sobre Salamanca en el casino. Me es imposible asistir pero me gustaría adquirir un ejemplar. ¿dónde se pondrán a la venta?
La presentación es el lunes -17
En las librerías a partir del lunes, estará el libro a la venta: