[dropcap]H[/dropcap]ace ya más de un año escribía en este mismo periódico cuatro columnas consecutivas acerca del nuevo hospital. Nunca pensé que a estas alturas las obras irían tan lentas, la dotación técnica tan retrasada, el vial del rio que dará acceso al hospital sin empezar (por cierto, el ayuntamiento debería cambiar el nombre de Paseo de la Transición por el de Santo Job), …
Parece que al hospital le ha mirado un tuerto o le han echado mal de ojo. No se puede entender el retraso de muchos años acumulado ni tampoco el conjunto de factores que están contribuyendo a que no se cumpla ninguno de los plazos previstos: mediados 2018, finales 2018, mediados 2019, finales 2019, …
El Hospital es seguramente el proyecto de futuro más importante en Salamanca en muchos años y, sin embargo, parece existir una indolencia total respecto al mismo, al menos en instituciones y representantes políticos de la ciudadanía. Ni siquiera la proximidad de las elecciones autonómicas y locales le ha “puesto las pilas” a la Junta ni a la oposición en las Cortes. Parece como si un manto de silencio se extendiera sobre todos: instituciones, medios de comunicación social, …
El hospital es una empresa de todos y debería concitar consenso y unanimidad entre todos para que entre en funcionamiento cuanto antes. Es de esas obras que deberían estar fuera de la lucha partidista y es en estas situaciones cuando se mide la verdadera talla de “estadistas” de nuestros representantes, de todos nuestros representantes.
Los ciudadanos de Salamanca necesitan que el nuevo hospital entre en funcionamiento cuanto antes, los profesionales también, los estudiantes de ciencias de la salud también, así que todos (ciudadanos, profesionales y representantes) nos deberíamos poner mano sobre mano para conseguir un impulso definitivo para que dentro de un año no tengamos que volver a pedir a los Reyes Magos que se abra el hospital antes de su visita en… 2020.