Las inmediaciones del puente de Salas Bajas se han convertido en un improvisado camping durante los meses de verano.
Cada noche, entre veinte y treinta caravanas y furgonetas adaptadas pernoctan a ambos lados del puente, junto a las instalaciones deportivas y del otro lado, junto a la orilla del río.
Por la mañana reanudan su marcha algunos visitantes mientras que otros prolongan su estancia por más tiempo.
Allí tienen cerca el río y buena sombra para protegerse del sol a lo largo del día.
















