Los padres de la profesora zamorana asesinada en Huelva piden a los procuradores de las Cortes que “actúen” y legislen
ICAL. La familia de la profesora zamorana Laura Luelmo, asesinada en El Campillo (Huelva), ha roto su silencio y reclama, en una dura carta remitida a la presidenta y los procuradores de las Cortes de Castilla y León, una petición pública de perdón del Estado «por su tremendo fracaso» en salvaguardar la vida de su hija. Además, exige la revisión del Código Penal para el cumplimiento íntengró de las penas para que «los monstruos», como el asesino de su hija, no puedan «convivir» en una sociedad «a la que odian».
La familia Luelmo Hernández denuncia que el Estado «ha fracasado estrepitosamente» al no ser capaz de «garantizar el derecho a la vida y a la integridad física» de su hija, tal y como está recogido en Artículo15 de la Constitución Española, y «exponerla» a un «ser monstruoso», que pasó por instituciones penitenciarias para el cumplimiento de la pena y «su total rehabilitación» para la reinserción social, pero que al salir de la cárcel, cometió los actos de agresión sexual y asesinato, delitos por los que ya fue anteriormente condenado.
Los padres de Laura Luelmo consideran que merecen «una disculpa y una petición pública de perdón» del Estado por «su tremendo fracaso» al no lograr la consecución del propósito de la pena «al menos» del «sujeto» que acabó con la vida de su hija. La carta va dirigida a la presidenta de las Cortes, Silvia Clemente, y a los procuradores en «agradecimiento» al sentido pésame y «homenaje» que les trasmitieron de «condolencia» y «afecto, en nombre de la sociedad castellana y leonesa», con motivo de la desaparición y asesinato de Laura Luelmo, en El Campillo (Huelva).
Las Cortes de Castilla y León guardaron un minuto de silencio y expresaron a la familia y amigos de la joven zamorana el pesar y sentimiento de condolencia y afecto de los ciudadanos de toda la Comunidad, «en estos momentos de intenso dolor». La presidenta Silvia Clemente remitió una carta a los padres de Laura Luelmo Hernández para recordar esta «señal de duelo» en memoria de su hija y las referencias que se hicieron a su condición de docente y artista plástica, así como su «calidad humana» y «firme compromiso con la igualdad y contra la violencia machista».
Petición expresa
En el escrito de la familia Luelmo Hernández, con el que rompen su silencio, reclaman a las Cortes de Castilla y León, por ostentar el poder legislativo, que «pueden hacer mucho más» para apoyar a esta familia zamorana «rota por el dolor» con «actuaciones concretas, estudios y propuestas» para la revisión del Código Penal y que estos delitos sean «real y duramente castigados», y no se queden sólo «en una reprobación pública».
Los padres de Laura dejaron claro que «los asesinos y violadores reincidentes», que no demuestran «su voluntad de recuperación», tienen que cumplir de forma «íntegra» las penas, como única vía para evitar que «puedan seguir violando y matando», ya que «la buena conducta» en las prisiones no es significativa porque allí dentro «no se dan las ocasiones» para que se reincidan.
Más recursos en las cárceles
Los padres de Laura piden que para que los delitos contra la sociedad «no queden impunes», para que «los monstruos» y «seres socialmente perversos» no convivan en una sociedad a la que odian y contra «la que van a seguir actuando», es necesario que las cárceles estén dotadas de «suficiente personal» para que puedan cumplir sus función, y que sucesos como la muerte de su hija no puedan volver a repetirse. Su objetivo, remarcaron, es que «nunca más» «algún monstruo que anda libre» diga que una mujer «le gusta mucha» y ésto signifique «su sentencia de muerte».
Condiciones de los interinos
Los padres de Laura piden a las Cortes autonómicas que se comprometan a estudiar las condiciones en que los profesores interinos acceden a sus sustituciones, que califican de «francamente difíciles», por la necesidad de incorporarse en «24 o 48 horas» en destinos en los que, en muchas ocasiones, no hay nadie que les quiera alquilar una casa o habitación «por tiempos cortos e inciertos», y se ven obligados a «meterse en cualquier sitio» al no encontrar «algo digno» o dejarse el sueldo entero, y lo más trágico, «la vida en la carretera», por estar en una pensión, hostal u hotel en lugares cercanos al de su destino.