[dropcap]D[/dropcap]os hogares conocían. Y los caminos y vías que a ambos separaban y unían. Vivían pequeñas, confundidas, confinadas y confiadas entre el resto. Una no era nada, todas juntas una fuerza libre e incontrolable. Inagotable. Inacabable.
Nunca serían libres y nunca serían solas. Una igual a cero, una fuerza todas. Obedientes y flexibles, ellas se dejaban. No insistían ni guerreaban. Corrían, caían y flotaban. De casa en casa y en medio de la nada.
Calmas arriba en el lago, nunca hacinadas. Tan juntas se hacían unidad, masa, todo. En la superficie un espejo en el que mirarse, sensible al escalofrío que siempre acompaña a la brisa aunque ésta sea templada. En el fondo un baúl lleno. De tesoros, de historias, de vidas, de pasado y de futuro, de raíces, de hogar. De calma y de cama. De tiempo.
En el tobogán del río, arrojadas al principio, iridiscentes, vivaces, llenas de energía, lanzadas a toda velocidad, saltando de roca en roca, nerviosas, haciendo con espuma una nívea manta que a la llegada de la llanura dejará el agua desnuda. Al revés que la lágrima. La última dulce, la primera salada.
La meta, la última casa, siempre una orgía. De la pura transparencia en la montaña al color aguamarina. De la paz del lago a la contundencia en cada orilla. Un vals a lo largo del río en el mar será rock and roll a golpe de martillo.
Fin.
Ni hablar. Nunca. Nada termina. Simplemente es otra cosa lo que se avecina. Hará calor y frío. El agua se evaporará o se quedará entelerido. Flotará hecho iceberg o se calentará y no podrá parar de ascender. Volverán a encontrarse, no tardarán en virar las vías. El hielo se deshace y el vapor se enfría. Volverán a ser agua en algún momento de cualquier día.
Espera, fluye y golpea. Reflejos, venas y latidos. Honesto caminar por el llano, antes corre y se arroja al vacío. Gotas. Cuando son muchas. Una sola es nada. Y las personas. Y las veces.
El lago, el río y el mar. Nada más que huecos a rellenar. Desiertos de arena donde no hay con que regar. Heridas y grietas abiertas donde solo hay piel o tierra. Cubas, acequias y bañeras agoreras de huerta vacía. Imposibles historias, impensables vidas.
Una gota, cualquier gota. Sube, baja, se cristaliza y se desvanece. Una sola, pero una no es agua, no llega a charco, necesita de más para tener alma. En abundancia engulle o da colchón según el aire contenido. Agua, solo agua. Fácil en general, indescifrable al detalle.
Más de tu mitad es agua. Cristal, gota o vapor. En realidad es sencillo, no requiere medida. Con hielo no se apaga el calor de la guindilla. La niebla no guarda ninguna mentira, jamás verás que el agua vuelva atrás arrepentida. No lo intentes, no será posible. No se puede convencer a una gota para que fluya río arriba.
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