El comedor de los pobres celebró este miércoles sus 25 años de vida acompañado de numerosos voluntarios y políticos del PP.
La entidad hoy cuenta con 150 voluntarios, pero no siempre fue así.
Nació como una iniciativa particular que ha ido creciendo y pasando altibajos, vinculada ya a la Misión del Silencio.
Tuvo su primera sede en una calle cerca del convento de las Claras donde atendía a los miserables que vivían en la calle.
En una segunda fase se instaló en una casa del paseo Fluvial cedida por las jesuitinas para tender a los necesitados en el comedor y ofrecer albergue nocturno con veinte plazas. Allí permaneció durante cinco años.
En la tercera fase tuvo que buscar otra ubicación y la encontró comprando un pequeño bar en Garrido, donde solo se podían dar comidas, etapa que coincidió con un aumento importante del número de usuarios.
Y en la cuarta fase, la actual, se trasladó al Paseo de la Estación, donde cuenta con cocinas equipadas, más espacio y puede prestar atención educativa a los niños de esas familias que acuden al comedor, unas 200 de manera habitual.