Opinión

Primarias: ¡Apártate que me tiznas…!

“En el PP no hay pucherazos”, presumía hace unos días Pablo Casado al rebufo del fiasco en el que han devenido las primarias convocadas por Ciudadanos para elegir su candidato a la presidencia de la Junta de Castilla y León. Afirmación ciertamente irrebatible. En su partido no hay pucherazos en ninguna elección de este tipo, es metafísicamente imposible que pueda haberlos. Por la sencilla razón de que el PP no elige sus candidatos a cargos públicos mediante ningún proceso de primarias. Los designa a dedo la dirección y, si llega el caso, como ocurrió en diciembre con los candidatos a las alcaldías de Segovia y Ávila, directa y personalmente el “dedazo” del propio Casado.

Pablo Casado y Mañueco al fondo.

Bien es verdad que, en evitación de conflictos territoriales internos, indultó en su momento al andaluz Juan Manuel Moreno Bonilla -cabe maliciarse también que creyendo que se iba a estrellar frente a Susana Díaz– o al propio Alfonso Fernández Mañueco, a los que, si le hubiera venido en gana, podía haber dejado compuestos y sin candidatura, como de hecho hizo en Asturias con la presidenta autonómica del partido, Mercedes Fernández, o en primera instancia en Cantabria, donde la pifió al designar a alguien tan políticamente insolvente como la atleta Ruth Beitia.El PP adoptó el procedimiento de primarias exclusivamente para elegir a sus presidentes (el nacional, los autonómicos y los provinciales) y ni por asomo se le ha ocurrido extender el invento más allá de ese ámbito orgánico. Y por si tras la designación de los candidatos a las alcaldías no hubiera quedado acreditada la destreza con que maneja el dedo Casado, la selección de los números uno al Congreso en las próximas generales ha despejado cualquier duda. Génova ha laminado el marianismo o, por mejor decir, habida cuenta de que se ha salvado de la purga Ana Pastor, sería más exacto afirmar que ha pasado por las armas al sorayismo.

Dicho todo lo cual, ha de reconocerse que el PP no engaña a nadie, de forma que, una vez que se encomienda al dedo de la dirección, no cabe acusarle de ningún paripé de primarias. A este respecto, la impostura de Ciudadanos no puede ser más absoluta, ya que fue el partido que enarboló las primarias como enseña de la regeneración democrática que pretendía abanderar, hasta el punto de llegar a proponer que dicho procedimiento fuera de aplicación obligatoria a todos los partidos mediante ley aprobada al efecto.

Albert Rivera y Manuel Valls

Por su parte, el aparato del PSOE disimula mal que asume las primarias como un mal inevitable a administrar con el máximo de las precauciones. Resulta inobjetablemente democrático el procedimiento en lo que se refiere a la elección de los principales cargos orgánicos, como puso de relieve la rotunda victoria de Pedro Sánchez sobre Susana Díaz en las primarias federales. Pero lo de celebrarlas para elegir candidaturas a cargos públicos es harina de otro costal. Tan solo están reguladas para los candidatos a las presidencias de las comunidades autónomas y a las alcaldías de las capitales y ayuntamientos de más de 20.000 habitantes. Y de cara a las elecciones autonómicas del 26 de mayo, en lo que se refiere a Castilla y León la militancia no ha tenido ocasión de ejercer su voto, ya que a ambos procesos  -el convocado para elegir al candidato a la presidencia de la Junta y el correspondiente a dicho grupo de alcaldías, 15 en total- ha comparecido en todos los casos una sola candidatura. Ya antes de que a la formación naranja le estallaran en la mano los pucheros, su dirección había restringido al máximo la celebración de primarias internas al fijar un censo mínimo de 400 afiliados para poder convocarlas. Y antes aún, Albert Rivera había ungido al ex primer ministro francés Manuel Valls, un político desahuciado en el país vecino que se presenta aquí con ínfulas de estadista, como candidato de Ciudadanos y lo que se  arrime a la alcaldía de Barcelona, ciscándose de ese modo en las primarias municipales de la ciudad condal.

Mari Luz Martínez Seijo

No se ha atrevido hacer lo mismo en León, ya que desplazar de dicho puesto al secretario provincial, Javier Alfonso Cendón, equivalía a abrir en vísperas electorales una grave crisis en el socialismo leonés, en evitación de lo cual ha buscado hueco en la lista europea al predilecto de Ferraz, Ibán García del Blanco, con lo que el PSOE de Castilla y León dispondrá a partir de mayo de dos eurodiputados: el susodicho, número siete de la lista, y la vallisoletana Iratxe García, número dos inmediatamente detrás de José Borrell. Los candidatos a procuradores, diputados del Congreso y senadores no se eligen mediante primarias, y las listas confeccionadas a partir de las asambleas celebradas al efecto están sujetas a posibles cambiazos por parte de los órganos correspondientes del partido. Sin ir más lejos, el Comité Federal procedía este domingo a modificar -y es la tercera vez que lo hace- el número uno al Congreso propuesto por el PSOE de Palencia, imponiendo de nuevo como cabeza de lista a la diputada Mari Luz Martínez Seijo.

 Y en este capitulo de las primarias tampoco está Podemos en las mejores condiciones de criticar la paja en el ojo ajeno. Sus primarias no han sido nunca un dechado de democracia interna, no tanto por las dudas sobre las garantías de unos procesos exclusivamente telemáticos, como por el vicio de raíz de un sistema en el que la corriente mayoritaria acapara los principales puestos, dejando tan solo migajas al resto de los candidatos.

Dolores Martín-Albo

Y el secretario autonómico, Pablo Fernández, que se ha despachado a gusto a propósito del apoyo del aparato de Ciudadanos a Silvia Clemente, parece haberse olvidado de aquel “tuit” colgado por Pablo Iglesias el 2 de enero de 2015, en el que señalaba que le había pedido a él y a otro compañero que no hace al caso recordar “que trabajen juntos para preparar un equipo ganador para Podemos en Castilla y León”.Pero además con el tiempo la cosa ha ido degenerando, como bien hemos visto en los últimos procesos convocados, en los que varios miembros de la dirección autonómica han concurrido por partida triple (elecciones generales, autonómicas y municipales), ello a sabiendas de que es incompatible ocupar un escaño de procurador y formar parte de una corporación municipal de más de 20.000 habitantes.
La palma se la ha llevado la secretaria de Acción Institucional, Dolores Martín-Albo, quien, tras haber obtenido el primer puesto de la lista al Congreso de Burgos, concurrió después a las primarias para ser procuradora y concejala por Zamora, que es donde tiene fijada su residencia (posteriormente, ha renunciado a formar parte de estas dos últimas listas, para asumir, en calidad de “cunera”, el número uno de la candidatura burgalesa a la Cámara Baja).

 Por no hablar de la actitud de Podemos huyendo como alma que lleva el diablo de la propuesta de celebrar primarias conjuntas con IU para concurrir en coalición a las elecciones autonómicas y municipales en Castilla y León, negativa que convierte a la formación morada en la máxima responsable del fracaso de la confluencia de ambas fuerzas políticas y de las consecuencias que de ello se deriven.

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