Opinión

DE RE RUSTICA (y II)

Una agricultura manifiestamente mejorable

El pasado jueves 7 en “Universo infinito” iniciamos este artículo sobre el sector agrario en España, con el título genérico De re rustica, por el recuerdo, no poco nostálgico, del latín referido al agro.

En la primera entrega, vimos una serie de ideas básicas sobre la importancia estratégica del campo en España, los patrones de explotación con sostenibilidad, y las tres leyes básicas de la agricultura (Turgot, King, Engel), completando ese panorama con el intento de capturar un mayor valor añadido con los nuevos métodos de producción y comercialización.

En esta segunda y final entrega de hoy, jueves 14 de marzo, analizamos los temas fundamentales que siguen.

Aprovechamientos bioenergéticos e incorporación del sector forestal a la sociedad

Los aprovechamientos bioenergéticos —biodiesel, etanol, electricidad a partir de diversos tipos de biomasa, etc.— abren nuevas expectativas especialmente, pensando en la sustitución de cultivos herbáceos en secano de bajo rendimiento, por otros para los fines indicados; en la línea de lo que están promocionando empresas como Acciona, Cepsa, Repsol, etc. Sin olvidar que el actual suelo agrario, también proporciona asentamientos para energía eólica, granjas fotovoltaicas, etc. Debiendo recordarse que la utilización de recursos alimentarios para fines energéticos han sido muy criticada, por la elevación de precios del consumo humano. Sobre todo, cuando los automóviles no contaminantes van a ser, cada vez más, y definitivamente, eléctricos.

Aparte de ello, en el sector agrario de hoy, ha de tenerse en cuenta otros usos de los bosques hasta ahora insuficientemente valorados, como ecoturismo de la naturaleza (valga la aparente redundancia), la micología con su faceta gastronómica cada vez más extendida, la relación de florestas y recursos hídricos, etc.

También en el tema forestal cabe suscitar que con 25 millones de Ha. dentro del concepto de montes (bosque alto, matorral y pastizales), la PFA oficial de este subsector apenas llega al 0,2 del PIB. Lo que da idea de su abandono y bajos rendimientos. Y sin perjuicio de observar las competencias del Ministerio de medio Ambiente en la materia, convendría subrayar la necesidad de que se dedique mayor atención al tema, a efectos de integración de todo lo forestal en la economía y la sociedad española, cambiando radicalmente la situación de descuido y abandono de lo forestal, con la lacra anual de los incendios, en su mayoría provocados.

En esa dirección, es preciso crear un nuevo sistema de apoyos en el marco de la PAC, lo que ayudaría aún más a legitimar la política de reforestación en un ambiente de nuevos objetivos, de absorción de CO2 (sumideros naturales) y de emisión de oxígeno, siguiendo lo que preconiza el Acuerdo de París de 2015 sobre el Clima.

Desarrollo rural

Es un tema fundamental porque ofrece una serie de posibilidades de transferir rentas al sector FAO, incluidos los ciudadanos que no siendo agricultores viven cotidianamente en torno a la actividad agraria; y todo ello en condiciones no criticables a efectos de OMC, al no considerarse subsidios tales apoyos.

Por lo demás, hay que preguntarse qué son las célebres zonas rurales, en un tiempo en que la osmosis con la vida urbana es tan intensa, merced a la mejora de las infraestructuras y a la expansión del parque automovilístico, con largas vacaciones, fines de semana, etc.: en términos literarios, el agricultor ya no es ningún lobo estepario (Herman Hesse), y su residencia ya no es tampoco la aldea perdida (Palacio Valdés).

Dentro del desarrollo rural el ecoturismo es cada vez más importante. Por lo cual tal vez sería conveniente crear una contramarca nacional, asociando esta actividad a su sustrato natural de las zonas agrarias y la agricultura de montaña, y en relación también con los alimentos de calidad. Para lo cual es muy importante el turismo, que en las zonas más apartadas tiene el precedente de la fundación, en 1928, de los paradores nacionales de turismo (por la Dictadura del General Primo de Rivera, y no por Manuel Fraga Iribarne, en tiempos de Franco, gran impulsor, como a veces se dice), en el momento en que se inició la motorización en España. Un antecedente, reforzado, hoy de manera muy importante, por las casas rurales, hoteles con encanto, y otras iniciativas.

Factor humano y nueva agricultura

No es éste el lugar para hacer una larga exposición sobre el sindicalismo agrario en España. Pero sí resulta indispensable reflejar de alguna manera los cambios experimentados desde 1977, a partir de la situación preexistente del régimen de Franco. Durante el cual el campo estuvo encuadrado en el sindicalismo vertical, a través de las Hermandades de Labradores y Ganaderos y los sindicatos agrícolas según ramas de producción (de la vid, del azúcar, de hortofrutícolas, etc.).

Frente a ese monolitismo, desde 1977 surgieron, reaparecieron o se consolidaron nuevas o antiguas organizaciones agrarias, de las cuales cabe destacar las siguientes: FTT (Federación de Trabajadores de la Tierra, próxima al PSOE), COAG (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos antes en relación especial inicial con CC.UU. y el PCE, ahora con plena independencia), ASAJA (Asociación de Jóvenes Agricultores, no lejos del PP), UPA (Unión de Pequeños Agricultores), y Unió de Pagesos (Cataluña y Baleares)1.

Respeto al agricultor

En las perspectivas innovadoras de una agricultura potenciada de cara al futuro, es necesario enaltecer en la sociedad el papel de los agricultores, y promover una mayor vocación entre la juventud por incorporarse a los trabajos agrarios, lejos de las tendencias prevalecientes en paralelo a la persistencia del éxodo nacional, conducente a la despoblación de las zonas más agrarias. Según vimos recientemente al ocuparnos, durante dos semanas, de ese grave fenómeno de la despoblación de más de media España.

También resulta indispensable normalizar los flujos laborales de la inmigración para los trabajos agrarios, especialmente recolecciones; animando la contratación no sólo vía organizaciones agrarias, sino también a través de las operadoras privadas laborales de inmigración (OPLIs), en línea con la normalización de las inmigraciones a plazo fijo para trabajos de campaña.

Adicionalmente a todo lo que hemos discurrido, se hace patente muchas veces la falta de homogeneidad de las medidas que toman las distintas CC.AA. en materia de agricultura y desarrollo agrario. Por ello, ha de considerarse la posibilidad de una mayor coordinación —vía la conferencia sectorial del Ministerio de Agricultura y otros instrumentos— a favor de potenciar el conjunto; sin por ello minusvalorar el hecho de que en España tenemos agriculturas regionalmente diferenciadas, pero que con problemas y soluciones muchas veces comunes.

Como siempre el autor se pone a disposición de los lectores y espera sus observaciones en el correo electrónico castecien@bitmailer.com.

1 Sobre este tema, Eduardo Moyano Estrada, «El asociacionismo en la agricultura española: organizaciones profesionales agrarias y sindicatos de obreros agrícolas», Asociación Española de Economía y Sociología Agrarias, Madrid, septiembre de 1984 (multicopiado). También, Gloria de la Fuente Blanco, «Las organizaciones agrarias españolas», Instituto de Estudios Económicos, Madrid, 1991

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