El dedo juguetón de Juan Vicente Herrera

Juan Vicente Herrera y Soraya Sáenz de Santamaría, en la Nissan de Ávila. Foto: Ricardo Muñoz. ICAL.

Ni en sus mejores sueños pensaba Juan Vicente Herrera que en las postrimerías de su interminable mandato como presidente de la Junta iba a vivir un momento tan dulce como el que está atravesando. Ello gracias a su estrecha relación con Pablo Casado, el mismo al que antes antes de apoyar en su pugna con Soraya Sáez de Santamaría Dolores de Cospedal para suceder a Mariano Rajoy, propuso en 2017 como sucesor suyo al frente del PP de Castilla y León, iniciativa que abortó Génova, donde entonces campaba por sus respetos Fernando Martinez Maillo, máximo valedor de Alfonso Fernández Mañueco, quien, en pago de dicha deuda, se vio después obligado a secundar la equivocada apuesta por el sorayismo.

Con Rajoy, Soraya o Cospedal, Herrera estaba condenado al ostracismo político. Pero con Casado no solo va a prolongar su dilatada carrera política -lleva 27 años en el machito-, ya sea como senador autonómico o como eurodiputado, sino que se está permitiendo el lujo de promocionar a sus incondicionales. A nadie se le oculta que su aval explica la designación de las consejeras de Agricultura y Familia , Milagros Marcos y Alicia García, como nuevas cabezas de lista del PP al Congreso por las provincias de Palencia y Ávila. Lo mismo que antes avaló a la consejera de Economía y Hacienda, Pilar del Olmo, como candidata a la alcaldía de Valladolid, en este caso de común acuerdo con el vicepresidente Joseantonio de Santiago-Juárez, el “jefe de campaña” que pretende mediante persona intermedia resarcirse de su frustración personal de no haber sido el primer edil vallisoletano.

Y donde se ha visto claramente la mano de Herrera ha sido en la configuración de las candidaturas del PP de Segovia. A ella se debe sin ninguna duda la inclusión del procurador Juan José Sanz Vitorio en la candidatura del Senado, en la que tan solo ha sobrevivido la presidenta provincial del PP, Paloma Sanz, a la que para algo le tenían que servir las inmensas tragaderas mostradas ante el “cambiazo” decidido por Casado sobre el candidato a la alcaldía de la capital. Con ello Herrera les ha hecho indirectamente un favor a Fernández Mañueco y a Francisco Vázquez, el capo del PP segoviano, que tampoco podían dejar tirado a Sanz Vitorio, que, al haber sido portavoz del grupo parlamentario popular de las Cortes, dispone de información demasiado comprometedora para todos.

Además de eso, Herrera se ha permitido colocar como número dos de la lista al Congreso a Raquel Sanz, la viuda del torero Víctor Barrio, quien recién llegada a las Cortes de Castilla y León, donde ha heredado el escaño de Silvia Clemente, ha desplazado de la candidatura al hasta ahora diputado Jesús Postigo, ex presidente de la Cámara de Comercio y ex cuñado de la numero uno, la cospedalista Beatríz Escudero. Sanz, periodista titulada, forma parte del personal eventual reclutado a dedo para la dirección de Comunicación de la Junta.

Si acaso, “El topillo” echa en falta que Herrera haya colocado en alguna lista al consejero de Empleo, Carlos Fernández Carriedo, ese eterno chico bien mandado al que ha utilizado de comodín como le ha venido en gana y que además se apunta solícito a esa extravagancia presidencial de comer de pie en la cafetería de las Cortes, sumándose a los corifeos habituales (Pilar del Olmo, Antonio Silván y Milagros Marcos). Va a ser que Fernández Mañueco cuenta con Carriedo en la lista autonómica del PP por Palencia, que presumiblemente encabezará la presidenta provincial del partido y de la Diputación, Angeles Armisén.

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