[dropcap]A[/dropcap] eso de las 10:45 de la mañana, un grupo de venezolanos rebasó las barreras colocadas por las autoridades en el puente Internacional Simón Bolívar, que conecta a Venezuela con Colombia, en su desespero por adquirir comida y medicinas en el país neogranadino, ante la torrencial crecida del río Táchira.
Amanda Quintero tiene 52 años y vive en El Vigía, estado Mérida; a 800 kilómetros al oeste de Caracas. Mensualmente, se dirige a Cúcuta a retirar la remesa que su hija mayor le envía desde Argentina, a donde emigró con su esposo hace dos años y medio.
Ante la crecida del citado afluente hídrico, como consecuencia de las lluvias registradas en la región, decidió junto con miles de personas ingresar a la fuerza a la estructura, desplazar las barreras y sobrepasar los contenedores colocados por la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela, con el fin de lograr su cometido: adquirir parte de la cesta básica alimentaria para sus hijos.
“Cuando llegamos a la frontera, muchos nos desesperamos, pues el río estaba muy crecido, y como dijeron que en estos días se ahogaron dos muchachas, la mayoría se abstuvo de cruzarlo y decidimos hablar con los guardias para que nos dejaran pasar por el puente. No podíamos perder el viaje. Por supuesto, se negaron. Por eso no tuvimos más alternativas que pasar a la fuerza. Fue horrible, varias personas se desmayaron”, relata Amanda, piel morena, cabellos crespos salpicados por algunas canas.
Vale recordar, que desde el pasado 22 de febrero, Maduro ordenó el cierre total de la frontera, para impedir la entrada de la ayuda humanitaria que había sido gestionada por el presidente de la Asamblea Nacional venezolana Juan Guaidó. Desde entonces, los venezolanos que estudian, trabajan o cruzan a Cúcuta en el departamento Norte de Santander de Colombia, en busca de medicamentos y comida, lo han hecho a través de las llamadas ´trochas´ o pasos ilegales, en donde deben sortear el río Táchira, límite natural entre ambas naciones.
Según estimaciones de Migración Colombia, a pesar del sacrificio que supone arribar a territorio colombiano por este punto fronterizo, en los últimos días se ha incrementado, ostensiblemente, con relación al mes pasado, el número de venezolanos que arriesgan su integridad física, con tal de regresar a sus hogares con una bolsa de comida, o con las medicinas que del lado venezolano no consiguen, en uno de los episodios más terribles de la historia contemporánea del país caribeño. En tal sentido, el último balance establece que unas 30 mil personas cruzan a diario por la mencionada frontera.
Amanda Quintero espera el bus que la conducirá desde San Antonio del Táchira a su casa, en tierras merideñas, con la incertidumbre de lo que pueda encontrarse el próximo mes. “Gracias a Dios pude comprar lo que había planeado. Pero con el susto de hoy, ya me siento ansiosa y con la incertidumbre de que la cosa sea peor dentro de un mes, sobre todo, con la llegada de las lluvias. Ojalá podamos cruzar por el puente, como hace meses atrás, sin ningún problema”, suspira.
Por Raúl Márquez (Táchira, Venezuela)