[dropcap]N[/dropcap]o conozco su nombre para escribirlo aquí, solo sé que el miércoles a eso de las 9.30 estaba desayunando en la cafetería del clínico. Yo también estaba allí y cuando fui a meter la cartera en el bolso, la dejé fuera. Usted, la vio y se la entregó al personal de cafetería. Gracias. Muchas gracias.
No me di cuenta que había extraviado la cartera hasta este jueves. Pensé, o mejor dicho, mal pensé, que me la habían quitado, porque recordaba haber pagado un desayuno en el hospital.
Y así, comenzó el periplo. Primero fui al banco a anular las tarjetas y después a la comisaría. Allí, los policías me aconsejaron que esperara un par de días, porque si me la habían robado, podía aparecer y me evitaba el tedioso papeleo.
Así lo hice. Diez minutos después de salir de comisaría recibí una llamada. Contesté y me informaban que la cartera, que creía robada, estaba allí.
Fui a la cafetería y para asegurarse que yo era la propietaria, me preguntaron cómo me llamaba. Lo comprobaron y me contaron la historia. Una mujer mayor, la vio en una silla y se la entregó. Lo dicho, muchas gracias señora mayor.