Un médico holandés fallecido en 2017 ha dejado 22 hijos reconocidos con sus tres mujeres y otros 49 que ha tenido al inseminar con su esperma a decenas de pacientes en su clínica, cerca de Rotterdam.
Así se ha constatado después de que cientos de personas que nacieron por inseminación artificial se practicaran la prueba de ADN para salir de dudas tras desvelarse las prácticas de este doctor.
Tanto el médico como su mujer se negaron cuando él aún vivía a hacerse las pruebas por temor a que salieran los hijos y pudieran reclamar su parte en la herencia.