[dropcap]E[/dropcap]l dilema está en si el ausente será el más presente o el ausente no existirá de verdad en los debates de televisión. Sin escribir las tres letras, ya sabes de quién estamos hablando, ¿verdad?
Sigamos con el escondite. ¿Qué dos mujeres han hecho de este juego infantil una forma de vida? Y a juzgar por los rendimientos, les ha ido muy bien. Si hablamos de la ‘Reina de Corazones’, quién más quién menos, reconocen en ese ‘título’ a una mujer que llegó a nuestras portadas, sobre todo a la del ¡Hola!, hace 50 años y se ha quedado. Lo mismo ocurre si decimos la ‘Princesa del Pueblo’, inmediatamente identificamos a una tertuliana de televisión.
Ambas sofistas modernas han sido capaces de convencer a sus seguidores, cada una tiene a los suyos y sus tronos no se tocan, de que su argumentario es sólido y fuerte, cuando en verdad todos sabemos que son muy débiles.
La reina de corazones se ha casado en tres ocasiones, con un cantante, un aristócrata, un ministro, y ahora se habla con un premio Nobel. Tiene cinco hijos y cinco nietos. Parece que conocemos todo de ella. Nada más lejos de la realidad. La creemos inteligente y con un halo de misterio, he aquí la cuestión. Ese nimbo que todo lo oculta y deja volar la fantasía.
La princesa del pueblo anduvo en idilio con un torero, con el que tuvo una hija, se casó con un camarero, y ahora pasará por el altar con un conductor de ambulancia. En medio, la nada más absoluta. Solo que ha tenido problemas con las drogas y le ha ganado un juicio a su ex representante, pero después de 25 años en el candelero, su mayor atractivo es el enigma que adorna su verbosidad.
Estas dos mujeres han hecho de la incógnita su modus vivendi y Vox emplea la misma táctica. Conocemos los datos: Se fundó en 2013, al frente está Santiago Abascal y algunos lugartenientes, pero todos nos preguntamos cómo han llegado hasta aquí, que son capaces de acaparar la audiencia y atención, si en realidad no nos han contado nada, como las dos damas del cuché patrio