De los 26 niños saharauis acogidos por familias salmantinas 8 dejaron la tierra charra el pasado domingo y este viernes lo harán el resto. Esta mañana las familias se concentraban en la sede de Cruz Roja para esperara al autobús que llevará a cuatro de ellos rumbo a su Argelia natal. Los desplazados han visto adelantado su viaje debido a que algunos sufren problemas de salud.
Se acaban las “vacaciones en paz” de los niños acogidos por familias salmantinas provenientes del Sáhara. Durante dos meses estas criaturas han disfrutado del verano en todas sus facetas, además de una alimentación equilibrada y constantes revisiones médicas que las familias de acogida sufragan por su propia cuenta.
Familias felices
Así es el caso de Dalahi, un niño acogido por Susana Sánchez de Villoria, que lleva cuatro años viniendo los veranos a Salamanca y espera volver el próximo año porque “tiene un problema en el oído, ahora lleva aparato y debe volver a revisión”. A Dalahi, como al resto de los pequeños, le encantan la piscina y las golosinas, pero lo que más le gusta es correr descalzo porque “así corro más deprisa”, dice. Y como los demás chicos lleva muchos regalos y gominolas para compartir con su familia y amigos.
Para Momma es la quinta vez que viene a Salamanca y la última, puesto que ya tiene 13 años y el programa es para niños desde los 9 a los 12 años. Su madre de acogida Berta Acedo también ha cuidado a dos de sus hermanos y espera acoger a otro el próximo año dado que “Momma tiene ocho hermanos”. La familia confiesa que el idioma no es problema, “los niños dan clases de español e inglés en su país y en el primer mes de estar aquí se ponen al día”. Hija de padre militar español asegura que le gusta de todo menos “las verduras y la pesca”.
Otra niña llamada Nasra comenta antes de partir que se lo ha pasado muy bien en Port Aventura y Nalisa espera volver para repetir sus vacaciones en Benidorm y “jugar al parchís por las noches”, porque aunque ya es mayor “tiene un problema de salud y le palpita mucho el corazón cuando corre”, asegura su madre de acogida Mari Carmen Herrera.
Largo viaje
Las familias han acompañado a “sus niños” hasta el autobús que salía esta mañana con retraso des de los aledaños de Cruz Roja hacia Madrid donde un avión los llevará hasta Argel. En la capital deberán esperar una media de seis horas hasta que cada niño sea trasladado a su campamento en el Sáhara. Un viaje duro y largo para los pequeños dado que la hora de llegada se estima en las siete de la madrugada.
Treinta kilos por niños más una mochila de mano de diez es lo que se pueden llevar los muchachos para su viaje de vuelta. Casi todos portan ropa, debido a que llegaron con lo puesto, regalos para sus familias, gominolas y dinero, “es mejor darles dinero que comida porque allí es más barato y saben qué comprar”, aseguran algunas familias. Además, las familias se aseguran de precintar bien “los bultos” para que no les quiten sus pertenencias.
El programa “Vacaciones en Paz”, desarrollado por la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui en colaboración con el Ayuntamiento de Salamanca hace posible que se formen estos lazos familiares a miles de kilómetros. Una oportunidad de trasmitirles valores únicos y apartarlos de la deshidratación que se produce en la Hamada, Argelia, con temperaturas de más de 50 ºC en verano.