Opinión

31 de mayo: ¿Otro día mundial sin tabaco?

[dropcap]E[/dropcap]l 31 de mayo es el día mundial sin tabaco. Este año coincide con la publicación de los resultados de diferentes encuestas que indican que se ha producido un repunte en el número de fumadores y que vuelve, prácticamente, a ser el mismo porcentaje que había antes de la entrada en vigor de la Ley de 2011.

¿Se ha agotado el trayecto de la Ley? ¿Es necesario reformarla para que pueda contribuir a la disminución del número de fumadores? Son muchos los expertos que así lo indican. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica y la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria solicitan la actualización de la Ley para extender la protección de los no fumadores frente al humo del tabaco en los espacios cerrados, disminuir la visibilidad del consumo de tabaco, prevenir la iniciación al consumo en niños y jóvenes y favorecer el abandono por parte de los fumadores actuales.

Son conocidas las medidas más efectivas para conseguir dichos fines y que podríamos resumir en las siguientes:

1.- Limitar los espacios donde se puede fumar. Por ejemplo, en vehículos en los que viajen niños, por cuestiones no solo de salud sino también de seguridad vial o en terrazas con mesas muy próximas entre sí. Además, es necesario vigilar el cumplimiento y elevar el importe de las sanciones.

2.- Disminuir la visibilidad del tabaco, aplicando a los cigarrillos electrónicos la misma legislación que al resto de productos del tabaco.

3.- Aumentar el precio de todas las labores del tabaco. Una subida del 10% en el precio produce de inmediato una disminución del consumo del 4%. Los expertos sugieren una subida del 20%.

4.- Financiar los tratamientos para dejar de fumar y extender la red asistencial de la sanidad pública de ayuda al fumador. El sistema público financia numerosos fármacos cuya eficacia es mucho menor que la que tienen los fármacos para ayudar a los fumadores que desean seriamente dejar de fumar.

5.- Campañas permanentes de educación en los medios de difusión. Un ejemplo a seguir son las campañas de la Dirección General de Tráfico. ¿Cómo es posible que la DGT pueda realizar dichas campañas y el Ministerio de Sanidad no las haga cuando el número de muertos por el tabaco en España es de 55.000 personas al año frente a los 1.180 que produjeron en 2018 los accidentes de tráfico?

Es preciso continuar avanzando en el control del consumo de tabaco. En términos de salud pública, es decir en términos de prevenir el número de enfermedades y muertes, la Ley de 2011 fue el mayor avance después de la canalización de aguas residuales en el siglo XIX. Ha servido para sustituir el famoso “agua va” que consistía en tirar el agua sucia por las ventanas, por el “humo va” al que estábamos sometidos hasta 2011 los ciudadanos españoles, pero es hora de seguir avanzando para conseguir un mundo libre de tabaco, la principal epidemia de salud pública de los países desarrollados.

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