[dropcap]S[/dropcap]eguimos adentrándonos en las ocho ramas del yoga de los Yogasutras de Patanjali. Hoy con el primer paso del yoga que son los yamas, esos cinco códigos ético-morales para tu bienestar. El tercero es asteya.
Asteya significa no robar. Esto también es un básico que todos sabemos ¿verdad? Así que vamos a darle matices y conocer su sentido un poco más profundo.
Comenzamos dándole un aspecto más parecido a no acaparar. A veces la reflexión es cuando queremos quitar, o acaparar algo a alguien, ¿por qué es? Pues puede ser porque eso que acaparo de otra persona lo siento como carencia en mi vida. Si yo me siento pleno, con los recursos necesarios para alcanzar mis metas, físicas o tal vez espirituales, no necesito acaparar los de otros.
Robar es quitar cosas, hasta ahí llegamos (risas…) pero se pueden robar muchas otras cosas más sutiles, por ejemplo, podemos robar o acaparar tiempo de otra persona. También se puede dar el caso de acaparar espacio de otra persona, atención, protagonismo, incluso conocimiento de otro… Hay muchas formas de robar.
Si tú te sientes bien, en una sensación de plenitud con lo que puedes hacer o tienes, no estás pendiente de lo que hace el otro. Es un poco el quid de la cuestión, y así esa actitud de acaparar se va, desaparece.
La idea es sentirte en tu propio desarrollo personal. Por ejemplo, yo no puedo querer el resultado de un compañero de mi trabajo, yo tengo mi proceso, mi tiempo y mi dedicación.
Cuando robamos el resultado del otro, no estamos siendo maduros. Otro ejemplo, esta vez en la esterilla, es no desear alcanzar la práctica de otra persona. Tomas conciencia de tu propia práctica y cuál es tu proceso en tu propio momento.
Y como remate, si soy consciente de asteya me doy cuenta de cuándo alguien lo hace conmigo. Esto es, si esa persona me está robando tiempo por ejemplo. Asteya se refiere a todos los niveles, en la acción, el habla y el pensamiento.
Así que ojito con apropiarse de lo que no se puede tener en este momento vital. Volvemos a citar a esa gran persona, Gandhi, que afirma:
“Incluso si no ha sido adquirido mediante un robo, debe, sin embargo, considerarse robado por ser poseído sin necesitarlo”.
Asteya en tu yoga cotidiano, es decir, en tu vida fuera de la esterilla:
- Estar alegre con lo que se tiene.
- Saborear el aspecto de nuestro panorama real, que a veces no coincide con el planeado.
- Sentir esta afirmación: el tiempo es un regalo. Ser consciente de su uso.
- No olvidar tu meditación, la cual siempre va a favor de tu salud integral.
Como sugerencia, una vez más observa cómo te relacionas con este yama. Puedes anotarlo en tu diario, en tu libreta… o pintar tus ideas: dibujo libre. Siéntete libre. Asteya es tuyo.
Ten un buen día y cuida tu energía.