La opinión de los espectadores sobre el Festival Luz y Vanguardias

[dropcap]D[/dropcap]eprisa, deprisa, que ya empieza». Así, un grupo de amigos corrió desde la plaza del Corrillo a la Plaza Mayor al oír la característica música con la que comienza cada proyección del Festival Luz y Vanguardias

Hemos salido a la calle esta última noche del festival para preguntarle al público, sabemos que no es una muestra científica, pero si da una idea de lo que pueden pensar las miles y miles de personas que han disfrutado del Festival Luz y Vanguardias en esta IV edición, que comenzó el pasado jueves 13 y concluye este domingo, 16. De hecho, el viernes y el sábado se oía decir cuando se intentaba caminar por el centro que ‘Salamanca entera estaba en la calle’.

Pillamos a Alberto y Silvia cuando salían de la Plaza Mayor con unos amigos. Le preguntamos si les había gustado y respondieron que les había encantado. «Sobre todo el japonés. Espectacular. Ahora vamos a la Catedral, después a la Universidad y por último al río”.

Estos son los cuatro puntos donde este año se han proyectado las obras del Festival Luz y Vanguardias, que para Pristila ha sido “escaso. Me ha gustado mucho, pero he echado de menos la Casa de las Conchas”.

Pristila es una asidua al festival. “He venido los cuatro años y este me ha resultado más pobre, no por la calidad de las obras, que son muy buenas, sino porque hay menos espacios donde se proyectan. Esperábamos más cosas. Cada año queremos más y pedimos más”.

A Ionie le ha gustado mucho el espectáculo del río. “Es sorprendente, al estar proyectado sobre el agua. No te lo esperas, porque los demás juegan con la piedra. Aunque solo fuera por esta obra, compensa el festival”.

Quizá, los espectadores, como Pristila, nos esperamos más y más cada año. Lo cierto es que la calidad de los mappis de la Plaza Mayor es muy alta. En esta línea opina María, estudiante de 3º de Comunicación Audiovisual, que espera poder mostrar sus creaciones el año que viene en el espacio de jóvenes talentos. “Sería un orgullo”.

Sobre la idea de encontrarte arte y cultura por la calle, Laura explica que es una manera muy directa de “visibilizar las obras de estos artistas. ¡Ojalá durara más!, porque es acercar la cultura visual al público”.

No todo el mundo se entusiasma la primera vez que ve estas obras, pero le da una segunda oportunidad. Este es el caso de Natalia que se acercó el primer día y “no me gustó, por eso he repetido”. Comenta que fue a ver la obra de la Catedral y se quedó mirando los árboles. Ella esperaba que fuera más interactivo, pero no se movía y se fue. Después, supo que había que adentrarse en la plaza de Anaya y le encantó.

El festival apaga el interruptor, pero durante cuatro días, miles de personas han disfrutado del arte en la calle, de la cultura más vanguardista, de las inquietudes de artistas de muchos países y los más afortunados de una mesa en una terraza la Plaza Mayor viendo pasar el arte en vivo.