Recuerdo para la madre del sonajero

Palencia rinde homenaje a la represaliada Catalina Muñoz, fusilada en el 36 y cuyos restos aparecieron hace ocho años junto al juguete que hoy recuperó su hijo Martín
ICALsonajero fusilados palencia
Brágimo / ICAL El hijo de Catalina Muñoz, Martín, sujeta el sonajero que portaba su madre cuando fue fusilada en 1936 tras un juicio sumarísimo.

La historia de Catalina Muñoz Arranz es la historia de muchos en el año 1936. Hace más de ocho décadas, esta madre de cuatro hijos estaba frente a un pelotón de fusilamiento, al alba, cuando los colores del cielo empezaban a despuntar un 22 de septiembre. A Catalina le fusilaron llevando en uno de sus bolsillo un sonajero, de colores vivos, de su hijo Martín. Un juguete que este sábado retornó a sus manos y le trasladó a la historia y los restos de una madre, de la que apenas guarda recuerdos.

 

La conocida como ‘madre del sonajero’ fue condenada a muerte en un consejero de Guerra acusada de haber asistido a manifestaciones y haber gritado ‘vivas’ a Rusia y ‘mueras’ a la Guardia Civil. Detenida un 24 de agosto y fusilada menos de un mes después, con 37 años, su cadáver fue arrojado a una fosa del antiguo cementerio de Palencia, en el Parque de la Carcavilla, años después reconvertido en un parque infantil.

Precisamente fue en este emplazamiento del norte de la capital palentina, donde fueron hallados hace ocho años los restos de Catalina Muñoz, con las suelas de sus alpargatas aún intactas y con el sonajero situado junto a su pelvis, un juguete que hoy volvió a manos de su hijo en un acto de homenaje a esta madre y a los cientos de miles de represaliados del franquismo y a sus familias, muchas de ellas con historias similares a las de esta madre palentina aún bajo la tierra.

Fue la arqueóloga Almudena García-Rubio una de las responsables de que los restos de Catalina estén ya bajo custodia de sus familiares y una de las encargadas de esas labores de exhumación en este parque palentino porque, “cuando íbamos a meter la máquina la primera vez, había mucha gente que nos decía que no había nada y terminamos por encontrar restos aún”.

Fue ahí donde apareció Catalina, con una foto que ha dado la vuelta al mundo, la de sus restos junto al hueso de la pelvis, una foto que a García-Rubio pasó a un compañero de profesión, que, más tarde, usó en una conferencia en Madrid. Desde ahí, y gracias a un periodista de El País que tiró del hilo, hoy los restos y el sonajero han vuelto a la familia.

“Es tremendamente importante la labor de memoria que hacen las asociaciones porque, cuando los técnicos no estábamos y cuando los políticos tampoco, ellos ya estaban ahí, sacando todo a la luz y haciendo que sea patrimonio de todos, que sea un asunto público”, agradeció.

Cumplir un sueño

“Este homenaje está dedicado a mi abuela Catalina, una mujer que fue fusilada en Palencia por alguien de su propio pueblo. Un homenaje a mi familia que ha cumplido el sueño de enterrarla dignamente”, dijo hoy una de sus nietas, quien recordó a los partidos políticos que no creen en la Memoria Histórica que, “no se olviden que detrás de todo esto hay muchas familias”.

Además, las nietas de ‘la madre del sonajero’ recordaron las palabras de su madre durante años, rememorando sus vivencias de guerra y posguerra, como niña huérfana de madre y padre. Unas palabras, precedidas de una gran ovación, con las que también quisieron recordar al resto de represaliados que “aún están en tierras y cunetas”.

Emoción y memoria

Toda la emoción de esta historia se materializó hoy en el acto de homenaje que se celebró en la capital y en el que el cantautor, Joaquín Carbonell, compuso después de conocer la historia de ‘la madre del sonajero’ y que hoy sonó por primera vez en directo, ante la presencia de la familia de Catalina.

“Es una historia que recogía todos los ingredientes para ser cantada, esa es la labor del cantautor: recoger los sonidos de la calle y devolverlos en forma de canción pero, este tema era delicado por eso quise que los primeros conocedores de la historia, fuera los parientes de catalina”, explicó en un documento el autor del tema.

A ello se sumó también el emotivo montaje escénico creado por la actriz, Mercedes Herrero y que también sirvió para homenajear a los represaliados del franquismo. En lo que, sin duda, fue uno de los momentos más emocionantes de la jornada.

V.A./ ICAL

 

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