El verano ha comenzado con la aparición de una nueva alerta, por la plaga de la mosca negra, que se detectó en el Levante y se ha ido desplazando hacia el centro. Ya ha llegado a la provincia de Madrid.
Lo más sencillo es hacer chistes sobre el color de la mosca, como si las conociéramos de otro color, pero el asunto no es broma. En realidad, esta especie, que no es invasora, ya fue declarada como plaga en el 2000, pero ahora ha empezado a extenderse. Se concentra en zonas húmedas como piscinas, orillas de los ríos y acumulaciones de agua estancada.
Si ya te ha picado lo principal es no rascarse y si las molestias se agravan, ir al médico. Suele ser suficiente con limpiar y desinfectar la zona, aplicar frío local y cremas o líquidos con amoniaco (rebajado) o vinagre.
Para prevenir sus ataques sirven las bombillas antimosquitos, activar ventiladores que generan corrientes de aire y las arrastran, evitar zonas de aguas estancadas (incluidas las macetas con charco en los platos y desinfectar correctamente las piscinas privadas.
También se ha difundido una fórmula magistral para crear un repelente casero añadiendo a 200 mililitros de agua 20 gotas de aceite de lemon glass, 20 de esencia de lavanda y 10 gotas de aceite de geranio. Eso se echa en un pulverizador o un frasco con roll-on y se aplica en la piel como cualquier repelente.