“A menudo he tenido que comerme mis palabras y he comprobado que es una dieta muy equilibrada”. Con esta cita de Winston Churchill salió del paso el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, cuando, al tomar posesión el nuevo gobierno de la comunidad, fue preguntado por su fallido veto al nombramiento del consejero de Fomento y Medio Ambiente,Juan Carlos “Pañuelitos” Suárez-Quiñones. Aunque fuera de forma tan ocurrente, la máxima cabeza visible de Ciudadanos en Castilla y León reconocía así que se había visto obligado a tragarse un sapo (y sin cocinar, ya que existía la alternativa de que Fernández Mañueco hubiera desplazado a otra consejería al autor de la inefable frase “La Administración soy yo”).
Ayer, con ocasión del “caso Maroto”, Igea y los demás procuradores naranjas, entre ellos el propio presidente de las Cortes, no engulleron un sapo común: se merendaron un bufo marinus de Australia, un batracio invasor que mide hasta 15 centímetros de longitud y además es venenoso. El rechazo del PSOE a la elección de Maroto, cuyo empadronamiento en la comunidad considera fraudulento, puso a prueba el vasallaje de Ciudadanos hacia el PP.
Sobre el papel, a la formación naranja no le iba absolutamente nada en el trance, ya que ninguno de los tres candidatos propuestos era de su partido y nada sobre el particular figura en los distintos pactos de gobierno suscritos con el PP. Y prueba de ello fue que en la primera votación, que requería mayoría absoluta, los 12 procuradores naranjas se abstuvieron (luego se supo que confiando en que el PSOE no llevara a cabo su anunciada decisión de votar en contra).
Pero los de Luis Tudanca cumplieron lo anunciado y ni JavierMaroto ni los dos socialistas que integraban la lista forzosamente conjunta, obtuvieron el quorum exigido, obligando a ir a una segunda votación en la que bastaba mayoría simple. Y aquí Ciudadanos volvió a retratarse como el acólito fiel que es del PP de Castilla y León. Su abstención anterior se tornó en voto favorable y ello permitió sacar adelante la candidatura conjunta de la que forma parte el vicesecretario nacional de Organización del PP y sobrevenido vecino del municipio segoviano de Sotosalbos.
Igea ya había gastado el comodín de la cita de Churchill y guardó un clamoroso silencio del que esperemos se reponga antes de mañana jueves, día en el que le toca informar de los acuerdos del Consejo de Gobierno semanal. Y las penosas, casi patéticas, “explicaciones” ofrecidas por la portavoz del grupo naranja, Ana Carlota Amigo, no contribuyeron precisamente a mejorar ese silencio.
Gracias a Ciudadanos, el alavés Maroto, el del Treviño es Euskadi y el del viva el cuponazo vasco, es ya senador en representación de Castilla y León. Las tragaderas políticas de Igea y compañía no parecen tener límites. La paciencia de los castellanos y leoneses, tampoco.
1 comentario en «Ciudadanos, unas tragaderas sin límites»
.a mi no me representas, pero no tienen vergüenza. Es una indecencia. El PP que lo presenta,Ciudadanos que vota a favor y el Sr Maroto que no tiene ética ni moral, que lo acepta..un jeta.