Hay ocasiones en que las distancias no se miden en kilómetros, sino en personas. Y es que a pesar de que 5.300 kilómetros separan la ciudad norteamericana de Boston de la castellano y leonesa Salamanca, desde esta semana ambas urbes estarán más cerca gracias a la presencia de la saxofonista Inés Sánchez Benito (Salamanca, 1986) en el hogar de Aerosmith, Mark Wahlberg, los Patriots, los Celtics y la mayor comunidad de ascendencia irlandesa de los Estados Unidos. Porque, después de una dilatada carrera musical entre Francia y España, con ciudades como Badajoz, Córdoba, Montpellier y Aix-en-Provence marcando su camino, Sánchez Benito es, desde este verano, la nueva beneficiaria, única en España en su especialidad, de la Beca Fulbright-Ministerio de Cultura y Deporte de España de Ampliación de Estudios Artísticos en Música y Musicología.
Con ello, la intérprete salmantina podrá disfrutar, durante el curso 2019-2020, de las enseñanzas de los mejores saxofonistas, directores, investigadores, productores, compositores y creadores musicales del mundo en el prestigioso Boston Conservatory at Berklee, el centro más relevante en estudios de música clásica y contemporánea, teatro musical y danza a nivel global al estar asociado, desde hace cuatro años, al Berklee College of Music, centro de referencia planetaria en jazz, improvisación, música actual y producción musical. Un conglomerado de los mejores profesionales y medios musicales del mundo con los que la joven saxofonista podrá adquirir un conocimiento y una experiencia únicos que, en el verano de 2020, traerá de vuelta a España.
Pocas horas antes de desplazarse a Boston, y ante el reto de viajar a uno de los epicentros de la creación musical al otro lado del Atlántico, Inés Sánchez Benito explica a Ical su “emoción” por esta “enorme oportunidad” de haber conseguido una Beca Fulbright para integrarse en una escuela “con este prestigio”, que le permitirá “aprender de los más grandes del mundo de la música”. “Como músicos, nos preparan toda la vida para ser metódicos, tener mucha disciplina y no parar de trabajar, y como mujer mucho más para conseguir que te tomen en serio, y cuando por fin vas viendo los frutos de ese trabajo, es realmente muy gratificante”, señala la artista salmantina, que comenzó en la música con tan solo cuatro años. Menos de un lustro después, entró en el Conservatorio Profesional de Música de Salamanca, donde eligió la especialidad en saxofón, a pesar de que el instrumento “era casi más grande” que ella y «con los dedos no llegaba a las notas graves”.
Sin embargo, y como la propia saxofonista relata, fue “mejorando con insistencia, trabajo y perseverancia” hasta conseguir completar los diez años del Conservatorio Profesional y entrar en el Superior, no sin antes compaginar sus estudios musicales y escolares con su presencia en la Banda Municipal de Música de Salamanca. De hecho, Sánchez Benito reivindica que “la ciudad de Salamanca debe invertir más en música, porque existen muchos músicos con talento que se encuentran en la posición de tener que marcharse porque no pueden desarrollar su carrera profesional en la ciudad por falta de medios”.
Entre los ejemplos donde se podría realizar esa inversión engloba a la Banda Municipal, en la que “hay buenos músicos que podrían tener más visibilidad representando a los salmantinos si pudieran obtener más medios”. Además, según Sánchez Benito, esa inversión “daría como resultado una gran oportunidad para representar a la ciudad, a nivel cultural, por toda España, Europa y el mundo”, como sucede ahora en su caso.
No obstante, la saxofonista salmantina sí reconoce y reivindica a Salamanca como “capital cultural” porque en ella aprendió “mucho culturalmente” al aportarle “la base” con la que ahora llega a Estados Unidos. Y es que Salamanca “tiene mucha oferta artística y cultural, al menos cuando yo vivía aquí, y poder disfrutar en primera persona de experiencias como la Capitalidad Cultural Europea de 2002 supuso un enriquecimiento personal enorme”.
Experiencia en Francia
Sánchez Benito habla, además, con conocimiento de causa. Ha pasado por el Conservatorio Superior de Córdoba, trabajó también con Federico Coca, “uno de los mayores talentos del país y primer español que entró en el Conservatorio Superior de París” y, tras licenciarse en Música con la especialidad de Saxofón, viajó a la vecina Francia. Allí completó un diploma en Pedagogía especializada en Música Clásica y Contemporánea del Saxofón y trabajó en ‘Masterclass’ con grandes saxofonistas europeos “con reconocimiento a nivel mundial en música clásica e improvisación” como Claude Delangle, Arno Bornkamp y Vincent Le Quang.
Entre todos ellos, no obstante, Sánchez Benito destaca a Philippe Braquart, un maestro que “cuenta con una pedagogía diferenciada y adaptada al alumno, entendiendo lo que necesita y empujándole a alcanzar su máximo rendimiento combinando la exigencia con la motivación, en un equilibrio perfecto”. No solo eso, sino que, además, consiguió que “en cuanto a interpretación, lograra una superación de mí misma para alcanzar cotas que yo no creía capaz de alcanzar”.
Así, y tras conocer los “exigentes” métodos pedagógicos de los músicos franceses y españoles, la saxofonista salmantina acude ahora a Estados Unidos para poder aprender una pedagogía y una forma de tocar “diferente en la manera de percibir la música y de enseñar, puesto que los americanos interpretan para compartir y construyen motivando mucho al alumno”, afirma tras haber trabajado ya en Europa con saxofonistas norteamericanos de la talla de Tim McAllister.
Vida y proyecto Fulbright
Y es que uno de los grandes objetivos de las Becas Fulbright es, precisamente, fomentar la “solidaridad y el intercambio cultural” entre país emisor y receptor del investigador o creador becado, por lo que la experiencia de Sánchez Benito servirá como puente cultural entre dos mundos gracias a unas becas que, en España, se fundaron en 1952 precisamente para fortalecer los lazos científicos, de investigación y culturales entre Estados Unidos y la nación española. El programa, creado en sus inicios por J. William Fulbright, es uno de los más prestigiosos y reconocidos del planeta y funciona en 144 países de todo el mundo.
En el caso de la beca concedida en Música a Sánchez Benito, se trata de una de las cinco ramas de ampliación de estudios artísticos, y con ella la joven salmantina fomentará la unión entre las perspectivas pedagógicas e interpretativas de ambos lados del Atlántico a través de un calendario repleto de “clases de ‘ensemble’ contemporáneo, saxofón, producción musical, dirección de ‘ensembles’ e improvisación”. Será un intenso año de aprendizaje en el que la joven salmantina, no obstante, también aportará su granito de arena en producciones de la prestigiosa escuela norteamericana, al contar con la oportunidad de participar en conciertos y tutorías del Boston Conservatory at Berklee.
Pero no solo eso. Gracias a la Beca Fullbright, deseo de músicos, artistas y de cualquier estudioso de las diferentes ramas del conocimiento y la creación por permitir a sus beneficiarios llegar a centros estadounidenses situados en la vanguardia de sus disciplinas, Sánchez Benito podrá continuar “la chispa y la idea” que comenzó en Córdoba de “crear un proyecto multidisciplinar de difusión de la música contemporánea” en el que melodía, teatro y danza se fusionan. Para ello, la saxofonista salmantina elaboró un proyecto, causa de la concesión de la beca, con el que tratará de “aprender en Estados Unidos lo máximo posible de los ‘ensembles’ multidisciplinares de música contemporánea para conocer cómo sobreviven y desarrollan su carrera”.
La meta final es crear en España un grupo de música contemporánea multidisciplinar “autogestionado, que no tenga que vivir de las subvenciones”, para “difundir la creación española, en todas sus variables y a largo plazo”, porque actualmente en España “la música contemporánea no es aún muy accesible para la gente corriente”. Por lo que Sánchez Benito se propone “llevarla a todo tipo de públicos, popularizarla y lograr un acceso más democrático”. Un impulso para la música contemporánea que la joven salmantina pretende lograr a través de su año en el epicentro de la creación musical.
Texto: Carlos Tabernero/ ICAL
Fotos: Jesús Formigo / ICAL