Buscan la fosa de 11 hombres cerca de la estación de Huelmos de Cañedo

La Asociación Memoria y Justicia de Salamanca solicita la colaboración ciudadana para encontrar esta fosa común
Estación de Huelmos de Cañedo, Valdulciel
Estación de Huelmos de Cañedo, Valdulciel

 

La Asociación Memoria y Justicia de Salamanca solicita la colaboración ciudadana para localizar una fosa común donde están enterrados 12 hombres. La referencia que tienen es que se trata de una fosa que está próxima a la caseta de camineros que existe en la Estación de Huelmos

 

El día 21 de diciembre de 1936 hubo en la cárcel de Salamanca, una de las muchas sacas que se produjeron en la cárcel salmantina, de personas que en teoría, iban a ser puestas en libertad, pero acabaron asesinadas y enterradas en alguna de las muchas fosas que existen en nuestra provincia.

La Asociación Memoria y Justicia de Salamanca explica que están buscando esta fosa donde enterraron a «12 hombres buenos cuyo único delito fue mantenerse fieles a un Gobierno legítimamente elegido: La República».

La referencia de sus nombres, quizá alguno sea un familiar.

Julián León Bajo Pacho. 36 (07/01/1900) años. Casado con Sebastiana Martín Pacho. Jornalero. Natural de Trabanca. Hijo de Fernando Bajo y Cecilia Pacho. Víctima mortal.

Julián Gajate Estévez. 26 (17/09/1910) años. Casado con Ángela Chico García. Jornalero. Natural de Lumbrales. Hijo de Agapito Gajate y Florentina Estévez. Víctima mortal.

Ángel García Hernández. 24 años. Soltero. Jornalero. Natural de Lumbrales. Hijo de Ángel García y Concepción Hernández. Víctima mortal.

Francisco García Rodríguez. 25 años. Soltero. Mecánico. Natural de Astorga (León). Hijo de José García y Teresa Rodríguez. Víctima mortal.

Gabriel García Rodríguez. 27 años. Soltero. Jornalero. Natural de Beleña. Hijo de Juan Manuel García y Pascuala Rodríguez. Víctima mortal.

Tomás González Domínguez. 22 años. Soltero. Albañil. Natural de Salamanca. Hijo de Pedro González y Ernestina Domínguez. Víctima mortal.

José González Salinero. 51 años. Periodista. Víctima mortal.

Eugenio González Velázquez. 48 años. Casado con Claudia González Paniagua. Jornalero. Natural de Tarazona de Guareña. Hijo de Doroteo González y Julia Velázquez. Víctima mortal.

Gabriel Mulas Blanco. 55 años. Casado con Etelvina Belio. Maestro nacional de Valdehijaderos. Natural de Salamanca. Hijo de Gabriel Mulas y Enriqueta Blanco. Víctima mortal.

José Sánchez Gómez, ‘El Timbalero’. 54 años. Casado con Ramona Becerro Benito en 2ª nupcias. Periodista. Natural de Salamanca. Hijo de José Sánchez y Francisca Gómez. Víctima mortal.

Julio Sánchez Salcedo. 52 años. Médico. Hijo de Miguel Sánchez y Mª Jesús Salcedo. Víctima mortal.

Juan Zurdo Torres. 62 años. Casado con Paula Benito González. Jornalero. Natural de Horcajo de las Torres (Ávila). Hijo de Agapito Zurdo y Joaquina Torres. Víctima mortal.

José Luis Sánchez Hernández, hijo de José Sánchez Gómez El Timbalero, preso también cuando su padre fue sacado de la cárcel y asesinado, al cumplir su condena, logró enterarse donde habían enterrado a su padre y junto con otros familiares logro exhumarlo, y enterrarlo en el cementerio de Salamanca.

La caseta de los camineros cercana a la Estación de Huelmos de Cañedo, Valdulciel.
La caseta de los camineros cercana a la Estación de Huelmos de Cañedo, Valdulciel.

«Logró identificar a su padre del resto de los compañeros por una cruz de oro que El Timbalero llevaba al cuello. En su tumba hay una inscripción que da constancia del hecho “En la soledad del campo, la luz era una cruz”. Fue tal el trauma que tuvo que pasar que se encerró en si mismo y nunca quiso hablar de su experiencia ni decir el lugar donde quedaron el resto de las víctimas. No solo guardó silencio por el trauma de haber tenido que desenterrar a su padre con sus propias manos, tampoco hablo nunca de los sufrimientos que tuvo que pasar en la cárcel», explican desde la Asociación.

Por ello, necesitan la colaboración y ayuda para poder localizar esta fosa. «Llevamos tiempo intentando recuperar los restos de estas 11 personas y darles una sepultura digna. Es un acto de justicia y reparación, no solo con ellos, también con sus familiares que aún desconocen donde pueden encontrarse», concluyen.

 

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