[dropcap]L[/dropcap]a filosofía de mi hermano Paco –Fernández Ochoa- era: ríete al menos una vez al día. Me dijo: Lucha, la vida es un eslalóm y por eso te caerás, te levantarás, es un zig-zag. Tendrás que superar una puerta, otra… y lucha, que merece la pena”.
¿Qué le contestó usted?
Señor. Sí, señor.
Estas declaraciones las realizó Blanca Fernández Ochoa en febrero de 2007, cuando la entrevisté para la revista Mass Golf. Ella y sus hermanos jugaban al golf. De aquel encuentro saque que era dicharachera, optimista y muy familiar. Su sonrisa era su tarjeta de visita.
Nos contó que estaba muy unida a sus hermanos, se ha visto durante estos días en los que hemos visto a los suyos no desfallecer ni un instante mientras la buscaban. Prueba de ello es que confesó que ella ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Albertville, 92, porque en el portillo de salida “estaba escuchando a toda mi familia gritar desde la meta ¡Blancaaaaaaa!!, y mover la bandera. Y eso me dio alas para que las tablas volarán”.
La entrevista y las fotos las hicimos en la tienda de material y ropa de esquí que tenían sus hermanos en Madrid. Fue una entrevista muy especial, porque al igual que se sonrió, también lloró al recordar a su hermano Paco.
Nos dijo que uno de los sueños que tenía era: «Que mis hijos sean felices”.
Adiós, Blanca. Fue un placer conocerte, jugar al golf y ser testigo de tu gran humanidad, cuando colabarabas con la Fundación Theodora y los doctores sonrisa. «Tengo un payaso por dentro y por fuera. Sin ir más lejos, ayer mi hija me dijo: Mamá, yo de mayor quiero ser como tu. Y, ¿eso? le pregunté. Y me contestó, «es que eres muy simpática».
Este miércoles se ha confirmado que el cuerpo aparecido en Cercedilla es el de Blanca Fernández Ochoa. Llevaba desaparecida desde el 23 de agosto.
Por. Lira Félix Baz