‘Medes’, el tamborilero de Villamayor cumpliría hoy 100 años

‘Medes’ fue el tamborilero que inspiró a Agustín Casillas para realizar la estatua que dedicó a los músicos típicos de Salamanca y que se puede ver en la plaza de Baleares

Nicomedes Castro, más conocido como ‘Medes’ fue el tamborilero que inspiró al escultor Agustín Casillas para realizar la estatua en homenaje a los músicos que tocan la gaita y el tamboril. Hoy, 29 de agosto, hubiera cumplido cien años.

Medes fue todo un personaje que tocó y bailó para todas las autoridades que se acercaron a Salamanca allá por las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta. Y además, viajó por Europa y toda España mostrando su destreza con la gaita y el tamboril.

Poeta, músico y autor de zarzuelas, le dedicó a su esposa Angelita versos como: ‘Angelita, Angelita, Angelita que te quiero porque eres bonita’. O a Salamanca: “En las sombras de la noche/ y en el ansia del cantar/ las torres salen de ronda/ a la torre de la catedral/ (…)

En su casa de Villamayor, hoy habitada por uno de sus hijos, se respira esa sensación de pasado vivido. Su hogar es el gran museo de Medes y de un tiempo que se fue. Hay periódicos, libros, fotos, revistas, muebles, enseres, cacharros, aperos de labranza, carteles de fiestas de mitad del siglo XX y muchos retazos de una historia y de un país que fue el nuestro.

Las pertenencias de Medes se acumulan en el desván que fue su hogar durante gran parte de su vida. La estancia está dividida en varias salas y cada una de ellas presenta y representa una temática diferente. Nada más subir las escaleras, el visitante se encuentra con piedras de los lugares donde tocó Medes. Decenas de piedras se acumulan en vitrinas y estantes. Los techos y paredes están empapelados con cuadros y carteles de todas las épocas.

La segunda sala muestra un dormitorio de principios del siglo XX, centenares de publicaciones, granadas de la Guerra de la Independencia. La tercera habitación está dedicada al campo, oficio que también desempeño Medes. Es un golpe de realidad el que provoca ver los aparejos con los que se labraba el campo hace sesenta o cincuenta años.

Y en la última, s encuentra la Taberna del Tio Chirico y la parte más lúdica. Carteles de anunciadores de corridas de toros, los de las Ferias y Fiestas de Salamanca y una barra de bar donde se puede leer: ‘El que entra en la taberna del Tío Chirico tiene que mojar el pico’.

GALERÍA DE FOTOS DEL MUSEO DE ‘MEDES’, AQUÍ