[dropcap]H[/dropcap]ace un tiempo leí una estadística que me resultó curiosa a la vez que preocupante. He de decir que siempre consideré que las estadísticas están para romperlas, aunque en nuestro país todo se mueva por ellas.
También que aquello que nos llevan contando desde hace años que las víctimas de Acoso Escolar tienen determinados perfiles, realmente no es cierto, la experiencia diaria nos hace ver que no existen esos perfiles, cualquiera puede ser la victima callada de esta sociedad injusta.
Esa estadística hablaba de condicionantes por lo que un menor puede llegar a ser víctima de Acoso Escolar. Entre esos condicionantes figuraba un aumento de menores acosados en sus centros escolares por las fotos y comentarios que sus padres habían publicado, prácticamente desde su nacimiento en Redes Sociales.
Me resultó curiosa porque efectivamente vemos crecer a muchos de nuestros pequeños amigos a través de cualquier red y también preocupante, ya que en el mundo de los “amigos virtuales“ dar información es dar poder para que hagan con ella lo que consideren oportuno y no siempre quien está al otro lado utiliza esa información para buenos fines.
Actualmente, ya existen sentencias de padres denunciados por sus propios hijos por la publicación de fotos y comentarios, que les han supuesto, incluso, el que un menor italiano pidiera permiso a un juez para poder salir del país a estudiar por el daño causado por su propia madre, condenada a retirar todo ello de las redes sociales y a indemnizar a su hijo con 10.000 €,por daños morales.
Me resulta chocante como a través de una foto o de un comentario puede haber tanta hipocresía y exponer a los hijos de los demás a un escarnio público todo a golpe de Like.
Un Like por el que arriesgamos muchas veces la vida y exponemos a nuestros hijos sin ser conscientes de ello, ya que siempre queremos lo mejor para ellos, al mundo de la Ciberdelicuencia.
En un mundo en el que casi todo tiene un precio ¿Qué precio tiene un Like? Realmente, a veces ese precio es demasiado alto para lo efímera que es la fama.
No todo el que me mira puede verme, ni todo el que publica una foto de la torre Eiffel ha estado en ella. Posiblemente, ese que pasea su felicidad por Instagram o Faccebook no sea tan feliz y esas noticias tan sorprendentes la mayoría de las veces son fake news.
Todo ello, me lleva a pensar la dependencia que supone ser aceptado en las redes sociales, donde la lejanía se vuelve cercanía y la cercanía, a veces olvido, cuando hay momentos que deberían seguir permaneciendo en la memoria y en la retina y no ser expuestos a los peligros del Ciberespacio y a la devastación que supone para muchas familias el Acoso Escolar.
Más información: Asociación Salmantina contra Bullying y Cyberbullyin -ASCBYC-