[dropcap]H[/dropcap]ablamos con Fernando Lallana que es, junto a Ana Isabel Virtudes, el autor de ‘Nunca es tarde para emprender. Abuelos’, y queremos saber si es fácil o difícil aventurarse a abrir un negocio. “Emprender no es fácil ni a los 20, 30, 40 o 50 años eso hay que tenerlo claro, pero tampoco hay que tenerle miedo”.
¿Qué puede haber de diferente a partir de los 50?
Hay que desmontar determinados prejuicios que hay en la sociedad con respecto a las personas mayores. Hemos hecho un recorrido biológico, médico, de herramientas que tienen los mayores de 50 que no tienen los más jóvenes.
¿Por ejemplo?
Una persona con cierta edad tiene un sentido de la vida más profundo. Tiene un autoconomiento más grande que uno de 20. Para emprender necesitas conocer cuáles son tus capacidades. Si tienes dotes de liderazgo, de comunicación,… no quiere decir que las tengas, pero sí sabes si las tienes o no y cómo las puedes educar o no. También sabes cuáles son tus debilidades.
Hay estudios que dicen que una persona mayor tiene una especie de sana inconsciencia y de querer dejar un legado, “al menos como concebimos nosotros el entendimiento, no el de dar un pelotazo y hacerte rico. Es lo que nosotros llamamos emprendimiento social, el dejar algo en el mundo, cambiar la realidad, en el sentido positivo. Eso una persona de 20 años no lo tiene, su meta es más lucrativa”, matiza Lallana.
Por otro lado, la inteligencia emocional juega a favor de los emprendedores de más de 50. “Hoy en día, el emprendimiento tiene mucho de emocionalidad”.
¿Crees que tienen ‘manías’ ‘adquiridas?
Esa es una debilidad, porque piensan que lo sabe todo. Eso es un error que tienen que ser consciente de ello. También tienen una pericia en su disciplina y contactos. Eso sí, cada emprendedor es un mundo.
Por fuerza la pirámide de edad, todos los análisis te vienen a decir que el nicho de mercado va a estar ahí. “¡Qué mejor que una persona de 50 para atender a las necesidades de otra personas de su edad!”, concluye Fernando Lallana.