El touroperador Thomas Cook, que se ha declarado insolvente (lo que en Reino Unido se denomina “liquidación obligatoria”), ha dejado tirados a 600.000 turistas británicos que tenía de vacaciones por distintos países del mundo.
España era su destino principal, junto a Túnez y Grecia y, dentro de España, los destinos preferidos por los ingleses que contrataban sus vacaciones todo incluido (vuelo, hotel y manutención) a través de Thomas Cook, son las Islas Canarias, Baleares y el litoral levantino. Solo en España tenía previsto ofrece 1,2 millones de plazas en sus aviones en lo que resta de este año y hasta agosto 2020.
En Salamanca, la quiebra de este touroperador gigantesco, se notará «poco o muy poco», según señaló el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Salamanca, Álvaro Juanes. No obstante, la provincia charra vive del turismo interior y de escapadas cortas.
Thomas Cook se blindó en la tercera semana de septiembre en Estados Unidos ante una posible quiebra, puesto que solicitó protección judicial frente a acreedores en dicho país, mediante presentación de solicitud de protección por bancarrota según el Capítulo 15 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, que protege a las empresas extranjeras de demandas de acreedores estadounidenses mientras se reorganizan en otro país.
La empresa no ha podido asegurar los 200 millones de libras (unos 227 millones de euros) que necesitaba como fondos extra para poder garantizar su supervivencia tras una jornada completa de reuniones cruciales mantenidas en Londres. «Todas las reservas del Grupo Thomas Cook, que incluyen los vuelos y las vacaciones, han sido canceladas», apuntó la Autoridad de Aviación Civil Británica (CAA).
Thomas Cook, que opera en 16 países, cuenta con 105 aviones y posee 200 hoteles y complejos hoteleros con su marca, según su web, había previsto cear esta semana un paquete de rescate con el conglomerado chino Fosun, estimado en 900 millones de libras (1.023 millones de euros). No obstante, fue retrasado por la exigencia de los bancos -como el RBS y el Lloyds- de contar con nuevas reservas de cara al invierno, que la firma no ha sido capaz de lograr.
Entre eso, la devaluación de la libra por el temor al brexit, que ha encarecido las vacaciones de los ingleses en el extranjero, y la bajada de sus reservas de vacaciones pro el buen verano que han tenido en Reino Unido, la empresa ha quebrado.