La Agencia Ical celebró este martes su trigésimo aniversario renovando su compromiso de ser útiles a la sociedad y a los medios de comunicación de Castilla y León en medio de la revolución tecnológica que vive el sector. “Ical es una agencia preparada para el reto digital; para ofrecer la misma calidad en el servicio para la prensa que requiere reposo y reflexión, como la del papel y para los medios que reclaman inmediatez y nuevos formatos, como el digital o la televisión”, aseguró el director de la Agencia, Luis Miguel Torres, quien hizo hincapié en que los valores humanos deben presidir también el trabajo de este medio.
Por ello, la agencia quiso que la celebración de este aniversario estuviera centrada en reconocer el trabajo de un grupo de castellanos y leoneses destacados, además de por su faceta profesional, por su compromiso con el desarrollo humano y la mejora de la sociedad en su conjunto, desde distintas áreas. Se trata, según se puso de manifiesto en el acto, de un espejo de valores en el que mirarse en el quehacer diario de la Agencia. Conducida por la periodista Silvia Gallo, que vestía un traje de la diseñadora salmantina Fely Campo, la gala ensalzó los valores de la Comunidad.
La ceremonia, que se celebró en el Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid con la presencia de más de un millar de personas, contó con una amplia presencia de personalidades de diferentes ámbitos de la vida pública en la Comunidad encabezas por el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, que respaldaron la segunda convocatoria de los Premios Ical al Compromiso Humano, siguiendo la estela de los entregados hace ahora cinco años con motivo de las Bodas de Plata de la Agencia.
Los premiados en esta ocasión fueron: la profesora y directora teatral Pilar Rodríguez, por la provincia de Ávila; la piloto de rallyes Cristina Gutiérrez, por Burgos; el poeta Antonio Colinas, por León; el bombero y trabajador humanitario Francisco Pérez Rivas, por Palencia; el deportista y profesor universitario Javier Soto, por Segovia; el empresario y expresidente del Numancia Francisco Rubio, por Soria; el pianista Diego Fernández Magdaleno, por Valladolid, y la investigadora Maria Victoria Mateos, por Zamora. Con estos galardones, la Agencia Ical quiere que la celebración de su XXX aniversario tenga como eje la renovación de su compromiso con las personas de Castilla y León y reconocer el esfuerzo de este conjunto de personas relevantes por el desarrollo social de la Comunidad.
En el transcurso del acto, conducido por la periodista de Ical, Silvia Gallo, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, apeló al periodismo riguroso como antídoto contra el uso perverso de la información y las falsas noticias y destacó los valores de “cercanía” y “profesionalidad” que han permitido a la Agencia prosperar durante tres décadas.
Asimismo, el jefe del Ejecutivo autonómico, quien reconoció los valores de “esfuerzo, constancia, humildad, generosidad y búsqueda de la excelencia de los premiados, señaló que es “imprescindible” contar con un periodismo responsable y profesional, “capaz de aportar objetividad, veracidad y sentido para que cada persona forme sus propios juicios de valor sobre la realidad y tome las decisiones oportunas”.
El acto concluyó con una intervención del pianista Diego Fernández Magdaleno, premiado por la provincia de Valladolid que sirvió también para la presentación de una nueva edición de El Arte de Informar, un anuario gráfico con los principales acontecimientos ocurridos en la Comunidad en los últimos cuatro años. Bajo el lema ‘Los años de la incertidumbre’, y coordinado gráficamente por los fotógrafos de Ical Eduardo Margareto y Miriam Chacón, se da continuidad a un ciclo de publicaciones gráficas que se inició en 2002 y que en esta ocasión repasa el periodo entre 2015 y 2019, unos años en los que los acontecimientos se suceden ofreciendo estampas inéditas en la vida pública de la Comunidad, mientras la sociedad se rehace de las múltiples heridas que deja la crisis económica e intenta, no sin dificultades, poner las bases de un futuro más amable.
Premiados
Cuando Pilar Rodríguez (Sapobla, 1975) sube a un escenario, para ella se para el mundo. Nacida en Mallorca, con ocho años llegó a la capital abulense donde lleva décadas contagiando su pasión por el teatro a generaciones y generaciones de jóvenes como Nacho Sánchez, que el pasado año se convirtió en el actor español más joven en conquistar el Premio Max como protagonista. Sin descanso, Pilar ejerce como maestra y casi como consejera espiritual de centenares de adolescentes, a los que en tiempos de videojuegos, redes sociales y botellón les enseña a hacerse preguntar y que hay más mundos además de este, a los que se puede llegar a través de la interpretación. Pilar Rodríguez recibe el premio Ical al Compromiso Humano por Ávila por su entrega en el desarrollo integral de miles de niños que encuentran en el teatro y el arte una forma de vivir más humana y una manera de solidaridad y convivencia.
Cristina Gutiérrez (Burgos, 1991) reconoce que su pasión por el motor nace desde el mismo momento en que nació. La afición de su padre, un talento natural para los coches y mucho pundonor hacen de ella la primera mujer en finalizar un Dakar en coches. Acostumbrada al salvar obstáculos en el desierto y en la vida, ha sentido el apoyo de los suyos en superar los tópicos acerca de los mundos de hombres o de mujeres aún en los momentos más difíciles como los accidentes que sufrió en 2012 y 2018. Nunca se planteó que esto fuera un deporte de hombres y destaca que es una de las pocas disciplinas en la que unos y otras compiten en la misma categoría. Reconoce que su vida es el Dakar, un ejemplo también de que cualquier sueño requiere luchar, perseverar, seguir, avanzar y luchar. Cristina Gutiérrez recibe el premio al Compromiso Humano por la provincia de Burgos por una trayectoria de esfuerzo y tesón para alcanzar metas y por su ejemplo para generaciones de mujeres en su afán por superar barreras en el deporte y en la vida.
A los 16 años, Antonio Colinas (La Bañeza, León, 1946) escribió su primer poema en Córdoba y percibió cómo la poesía le “invadía”. Lejos del “noroeste de todos los olvidos” donde dejó sus queridas raíces, mientras completaba sus estudios de bachillerato en el revelador sur, consolidó una “firme y obsesiva pasión por la escritura” que le acompañaría toda su vida. En 1969 publicó sus dos primeros libros, ‘Poemas de la tierra y de la sangre’ y ‘Preludios a una noche total’, abriendo una extraordinaria trayectoria creativa que le ha llevado a establecer un “diálogo perenne” entre la tierra de los orígenes y el espíritu mediterráneo. Ahora, 50 años después, permanece fiel a su propia voz y a la probable esencia de la poesía: aportar “un poco de tibieza o de calor contra la dureza de la vida y de la muerte”. El jurado de la Agencia Ical ha decidido conceder el premio al Compromiso Humano por León a Antonio Colinas por una obra poética enraizada en el ser humano, en sus sentimientos y en sus preocupaciones.
Aunque de pequeño quemó una casa y un pajar, Francisco Pérez Rivas (Ledigos, Palencia, 1958) lleva ya más de tres décadas luchando contra el fuego. Bombero de profesión, su vocación de ayuda al desprotegido le llevó a trasladarse a Galicia para colaborar tras la catástrofe del Prestige. Allí se dio cuenta de que su capacidad profesional para “dinamizar a los voluntarios” podía ir más allá. Y así llegaron Haití, Lesbos… Labores de rescate en emergencia humanitaria que dejaron “heridas en el alma muy difíciles de curar” pero también “imágenes, pictogramas” de las miradas y sonrisas de las tantas vidas salvadas que hacen que Francisco Pérez Rivas no deje de ayudar en la parte cardinal del mundo que toque en cada momento. Por ello, la Agencia Ical concede su premio al Compromiso Humano por Palencia a Francisco Pérez Rivas por poner a las personas en el centro de su vida y sus actividades, por su entrega al género humano allí donde es más difícil y por su capacidad de lucha contra las injusticias y la adversidad.
El mejor deportista sordo del siglo XX tiene un amplio currículum de éxitos en varias facetas de la vida y del deporte, pero posiblemente su mejor victoria sea el más temprana, la que obtuvo en una infancia de lucha por integrarse en una sociedad poco preparada para facilitar las cosas a las personas con discapacidad auditiva. Sin embargo, Javier Soto (Guipúzcoa, 1977) logró en esa infancia de Segovia a fuerza de empeño y trabajo un hueco en el deporte – a los 12 años practicaba cinco – y en la vida, para la que aprendió a comunicarse a base de lectura labial e interminables sesiones con el logopeda. Ese fue su gran triunfo para superar una discapacidad invisible como es la sordera. A partir de ahí, todo ha sido esfuerzo para alcanzar un palmarés envidiable – dos récords mundiales, tres de Europa, 200 medallas y 90 trofeos- y de hacer realidad también una vocación por la docencia y por formar a nuevas generaciones de deportistas. Javier Soto recibe el premio Ical al Compromiso Humano por su ejemplo de sacrificio, de lucha por la inclusión y la igualdad y por una trayectoria volcada en que el deporte sea sobre todo una disciplina de desarrollo y crecimiento humano.
De raíces gallegas, el presidente de Proyecto Hombre de Salamanca, Manuel Muiños (Redondela, 1966), encuentra en Salamanca sentido a su vida como sacerdote, pero también como persona. Cada día lucha por la reinserción “social y espiritual” de todo tipo de personas afectadas por adicciones, “desheredados”, que gracias a su organización encuentran una segunda oportunidad. Por ello, echa en falta formación espiritual en la sociedad actual, que debe a su juicio aprender que la reinserción social es necesaria. Recibe el premio al Compromiso Humano por la provincia de Salamanca por su vocación de ayuda y servicio hacia los excluidos; por su empeño en luchar por cada persona y sus circunstancias y por su apuesta por la educación para construir una sociedad más justa e inclusiva.
Francisco Rubio (Soria, 1956) representa el modelo de una persona hecha a sí misma. Su origen más que humilde y una infancia marcada por la muerte temprana de su padre cuando él tenía 15 años le empuja al mundo laboral bien temprano hasta convertirse en un empresario fundamental para entender Soria tanto en lo económico, pero sobre todo en el respeto de sus paisanos. La receta para este camino de éxito es una vida dirigida a fuerza de sentido común y mucho trabajo, sin ostentaciones. Capaz de crear riqueza en una tierra enferma de despoblación, Francisco Rubio será siempre el presidente del Numancia. Estuvo al frente del equipo durante 25 años y no solo consiguió llevar al club a Primera División, sino también exportar la marca Soria como sinónimo de resistencia, lucha y humildad. A pesar de haber recorrido medio mundo por ocio y por negocios continúa mirando a la Barriada que le vio nacer; saludando a sus paisanos; creyendo en Soria, su tierra aliada que le ayudó a salir de la nada y hacerse a sí mismo. Francisco Rubio recibe el premio al Compromiso Humano por la provincia de Soria por su trabajo en el desarrollo de una tierra con dificultades, por la perseverancia en el arraigo a su tierra y por su capacidad de construir consensos sociales para luchar por lo propio.
Diego Fernández Magdaleno (Medina de Rioseco, 1971) comenzó a tomar clases de piano y de vida con el pianista Miguel Frechilla cuando era un niño. Desde aquel primer contacto con su maestro, literatura y música se convirtieron en la gran pasión de su vida, empujándole a un laberinto del cual, felizmente, nunca vería la salida. Su mirada crítica y reflexiva sobre la sociedad que nos rodea trasciende las partituras, y su perseverancia y obstinación en dar voz a los compositores españoles contemporáneos (ha protagonizado más de 300 estrenos absolutos de música española para piano de más de setenta compositores) le valió en 2010 el Premio Nacional de Música en la categoría de Interpretación. El premio al Compromiso Humano por la provincia de Valladolid ha recaído en Diego Fernández Magdaleno por un trabajo en reavivar la música contemporánea española como un lenguaje que invita a la reflexión sobre las personas, sus relaciones, sus diálogos y sus aspiraciones de un mundo más humano.
María Victoria Mateos (Zamora, 1969) ocupa un lugar destacado en la investigación mundial sobre el mieloma al ser reconocida este año con el prestigioso premio Brian Durie, en un momento en el que “la investigación clínica y el desarrollo de los fármacos está avanzando a una velocidad muy alta”. Mateos, no obstante, continúa cada día estudiando la enfermedad desde su posición en el hospital de Salamanca, afirmando que nunca tuvo “la sensación de ser menospreciada por ser mujer” y recordando que “el paciente es el dueño y protagonista de la enfermedad”. El premio al Compromiso Humano por la provincia de Zamora reconoce una vida dedicada a la lucha contra la enfermedad desde la investigación y la docencia en Castilla y León, donde se ha convertido en una referencia mundial en el tratamiento del mieloma.