Cuando uno sale de vacaciones está dispuesto a gastar el dinero con más facilidad que en circunstancias cotidianas.
Incluso se tolera un margen de abuso o clavada que se considera parte del peaje por disfrutar en el lugar de vacaciones.
Otra cosa es cuando de una clavada se pasa directamente a un robo, que es lo que ocurre de vez en cuando y ahora trasciende con más facilidad gracias a las redes sociales, que viralizan el estacazo.
El último de proporciones escandalosas lo han sufrido dos turistas japonesas, que pidieron dos platos de espaguetis en un restaurante de Roma y el resto se puede ver en el tíquet que subieron a su Facebook. Terrible. 429 euros por los espaguetis y diez euros por cada botella de agua.
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