[dropcap]Q[/dropcap]uizá los avatares por los que transcurrió la historia que cuenta en la novela de José Manuel Ferreira Cunquero, Casa Baja, podrían resumir con una frase que dijo María de los Ángeles Pérez durante la presentación de la misma: “No sé si es casualidad o exceso de sentido”. Ella se refería a que después de mucho trabajo de documentación y muchas idas y venidas del libro de Ferreira Cunquero, éste se presenta en 2019, año en que se cumplen el 80 aniversario del término de la Guerra Civil.
Pero, la casualidad o el exceso de sentido, también se puede aplicar al germen del que nació la novela. “Fui un día a saludar a Luis Calvo Rengel a la Diputación y nada más verme me dijo: ‘Tenía ganas de verte porque quiero que escribas la historia de Bartolo González, el alcalde de Móstoles”. Así comenzó a escribirse Casa Baja. Aunque en ese momento, ni el mismo Ferreira Cunquero lo supiera.
Además, por esos derroteros de la vida, Ferreira Cunquero conocía a Bartolo, de sus años en Móstoles, conocía que su mujer era de Salamanca, lo que desconocía es que Bartolo había sido periodista, piloto, maquí,… en definitiva, un idealista, que vivió la Guerra Civil, la II Guerra Mundial, el exilio, la Transición… Los momentos más importantes de la historia del siglo XX en nuestro país.
“Es una gran novela de amor a la mujer, a los otros, a los ideales,… No solo es una biografía, porque el autor así lo dice. Es una galería de personajes que dan cuenta de cómo respondemos en tiempos límites. Además, es un sueño largamente acariciado por el autor”, explicó María de los Ángeles Pérez, durante la presentación de Casa Baja, en el Casino de Salamanca. También señaló que había mucho del autor en los paisajes y en la confianza en la humanidad.
Ferreira Cunquero le dio la razón y compartió con el público que había muchas vivencias personales e historias que vivió de niños escritas en las páginas de Casa Baja.
Sobre la prosa que utiliza el autor, Pérez señaló que es “bellísima, de una persona que ama las palabras”. Hecho que comparte Isabel Bernardo, la otra presentadora del libro, cuando comenta que se encontró con el poeta que estaba dentro del libro, a pesar de que “son escenarios de hostilidad y guerra los que se viven en la novela”.
Ficción y realidad se cruzan y entrecruzan en esta novela donde el suspense resulta capital y Bartolomé González quiso, por esas casualidades de la vida, que un día Rengel se encontrara con Ferreiras y le pidiera que contara la vida de este aventurero, que malvivió en la Sierra de Francia, atravesó los Pirineos por tierra y aire y logró que las historias que no publicaban los periódicos de Salamanca, lo hicieran los franceses, incluso los de México.
Casa Baja es una novela llena de vida, porque lo que se pone en riesgo es la propia vida. Así la resumió Isabel Bernardo.