La investigación sobre el macabro suceso que esta semana se ha descubierto en la localidad cántabra de Castro Urdiales avanza bajo secreto del sumario, pero poco a poco se van conociendo algunos detalles sobre sus protagonistas.
Begoña Arias, la prima del decapitado cuya cabeza encontró una mujer en una caja que le entregó en custodia la pareja del fallecido, para que la Guardia Civil no viera los juguetes sexuales que decía guardar en ella, ha aportado algunas novedades.
Fue su marido quien denunció en abril la desaparición de su primo, Juan María, un empleado de banca de 67 años, ya jubilado, que inició una relación con la ahora detenida hace siete años, tras separarse de su primera mujer con la que tuvo dos hijos.
Begoña dijo en un programa de televisión y en la radio que su primo “nunca se hubiera ido sin decir nada”, respondiendo así a la presunta excusa que le ponía la detenida cuando contactaron con ella para saber algo de Juan maría. “Nos dijo que se había ido de viaje fuera de Cantabria, pero sospechamos algo malo”.
Comentó que le llegaban mensajes de su primo desde otro móvil que no era el suyo, así que l pidieron explicaciones y ella fue quien les dijo que el anterior se le había perdido. Entonces le pidieron que les enviara un mensaje de voz, y a partir de ese momento “no volvimos a saber nada más de él”.
Presentaron la denuncia y este fin de semana estalló el suceso, cuando la amiga de la detenida abrió la caja que le confió para que no la encontrara la Guardia Civil y vio un cráneo en su interior.
“Pensábamos que no iba a volver, pero no así”, dijo Begoña Arias.
La Guardia Civil mantiene acordonada la vivienda donde vivía la pareja en Castro Urdiales, propiedad del decapitado, y trata de averiguar cómo pudo matar presuntamente a su pareja, decapitarlo, cocer su cabeza, congelarla e incluso llegar a arrancar carne del cráneo.
Además, tampoco se sabe dónde está el resto del cuerpo y si ella pudo hacerlo sola.