[dropcap]J[/dropcap]esús Málaga ofreció este miércoles en El Casino de Salamanca una conferencia sobre el cierre de los conventos de Salamanca y el reto que tenemos por delante. Málaga denominó a esta charla, “tormenta de ideas”. Estaba muy bien traída la expresión, porque puso en antecedentes al auditorio, por cierto se quedó pequeño el recinto, antes de dar ideas para salvar de la demolición, abandono o especulación estas edificaciones
El ex alcalde explicó que no es un problema nuevo el que los conventos se vacíen, ni siquiera es endémico de Salamanca, ocurre en toda Castilla y León, “pero, en Salamanca ya pasó en el siglo XIX y en el XX encontramos la solución”.
Durante el siglo XIX debido a la Guerra de la Independencia, la explosión del polvorín y la desamortización de Mendizábal muchos conventos de Salamanca quedaron vacíos y en ruinas, por lo que se perdieron. Málaga mencionó: San Vicente, las Benitas de San Bernardo, San Antonio El Real, San Cayetano, San Francisco El Grande,… En total ocho masculinos y dos femeninos.
“Salamanca estaba deprimida y con pocos recursos en ese siglo XIX. En la ciudad se agolpaban los mendigos por miles”, puntualiza Málaga.
Durante el siglo XX, España vivió la dictadura de Primo de Rivera, las dos Repúblicas, la Guerra Civil, la Dictadura y la Democracia. ¿Cómo vivió Salamanca estos acontecimientos? Málaga cuenta que la creación de la Universidad Pontificia, fundada en 1940, logra que todas las comunidades religiosas envíen a sus mejores seminaristas y novicios a estudiar a Salamanca... “Vienen de toda España Salamanca. Recuerdo cuando era niño que en la calle de La Compañía se veían todas las mañanas cientos de religiosos, quizá comparable a Roma”.
Decían que Salamanca era el cinturón del incienso. A mediados del siglo XX se construyen: Salesianos de María Auxiliadora, Maristas, Salesianos de Pizarrales, Esclavas, Teresianas, Siervas de San José, Maestro Ávila, La Salle, Hermanitas de los Pobres, Agustinos, Trinitarios… “Estábamos ante una invasión. Se construyeron 51 nuevos conventos en Salamanca y tres en la provincia”.
A partir del Concilio Vaticano II (termina en 1965) comienzan a tener problemas. Pero, en esta época, no ocurre como en el siglo XIX, donde Salamanca era muy pobre y mísera. Ahora, Salamanca tiene más dinero y los grandes edificios se salvaron, porque instituciones y universidades se quedaron con algunos de estas edificaciones que albergaron en su momento a las órdenes religiosas. Así, la Pontificia se hizo con el ISPE; la Diputación con la Casa de las Viejas; el Ayuntamiento con La Salle; el Ministerio de Educación, con Los Salesianos de Pizarrales; la Universidad con el edificio donde ahora están las facultades de Psicología y Bellas Artes…. “También hubo especulación”, remata Málaga.
Por otro lado, los Ayuntamientos del principio de la Democracia también contribuyeron a salvar la ciudad. Especial hincapié hay que hacer a la labor de Málaga durante sus años como alcalde para devolver a Salamanca el barrio de los Caídos, donde estaba el barrio chino, construyendo allí el Palacio de Congresos, el instituto de La Vaguada de la Palma, viviendas de protección oficial y recuperando la zona histórica.
Los conventos en el siglo XXI
En este siglo, ¿qué pasa con los conventos? No hay vocaciones. ¿Qué pasará con esos grandes edificios que ahora son monumentos o bienes de interés cultural? Málaga regala varias ideas.
“Esos edificios pueden albergar museos. Falta un gran museo de la Ciudad; uno Etnográfico. La Diputación tiene un gran número de trajes charros, ¿por qué no hacer un museo del traje charro?; de alfarería; de muebles, solo con los que hay en la Cámara de Comercio bastaría; de Semana Santa, hay más que imágenes y pasos que enseñar; de Arte Sacro, hay conventos que albergan verdaderas obras de arte”, enumera Málaga.
Ofrece más propuestas. “Intentar conseguir un Museo Nacional. No podemos dejar perder el tener aquí el de Arquitectura, porque nos daría prestigio como ciudad. La Memoria Histórica, aprovechemos el Archivo de la Guerra Civil, el Centro de la Memoria Histórica y lo que se va a hacer en Tejares”.
También contó que cuando él era alcalde solicitó traer a Salamanca fondos del Museo del Prado oculto, alguna de las miles de obras que están en sus sótanos, “pero me fui del Ayuntamiento y ese proyecto, íntegro y literal, lo copio Ávila y ahora está allí. Pero, se puede volver a pedir, porque el Prado tiene mucho. El Gobierno de Sánchez ha propuesto intentar descentralizar Madrid y traer muchos de sus fondos a la España Vaciada, debemos aprovecharnos de esos”.
Otra de las iniciativas que Málaga apuntó en El Casino fue el hacer un Museo de la Pedagogía con los fondos de la Enseñanza Libre de la República. “Hacer centros temáticos, a Salamanca no le llega ninguna ciudad. Aquí se tuvimos la primera cátedra de Música; en Medicina nadie nos iguala, tenemos tres anfiteatros para la disección de cadáveres, uno del siglo XVI no lo tiene nadie o la farmacia de los Dominicos o Santísima Trinidad… Hay que enseñárselo a los turistas para que sigan viniendo y vivamos todos”.
Recordó que aquí tenemos el Conservatorio Superior y el Profesional, “pero, tenemos que reclamar que en Salamanca haya Artes Escénicas y Danza, para tenerlo todo”.
La chala concluyó, como lo hacen los buenos políticos que gobiernan para generaciones futuras, no solo para la del presenta: “Hay que lograr que los edificios que ahora están vacíos, quede en perfecto estado, para que sirvan para darle futuro a la ciudad y que los disfruten generaciones posteriores”.
1 comentario en «Los conventos salvaron a Salamanca una vez y pueden hacerlo de nuevo»
Me parecen muy buenas las ideas planteadas.
A mí se me ocurre otra, que podría traer recursos económicos a nuestra ciudad y a las de la España vaciada:
Como sabemos, en nuestra ciudad, el cuerpo de funcionarios al servicio de la Administración General del Estado ha ido disminuyendo en los años de la crisis, amortizandose numerosas plazas de funcionarios.
Sin embargo, en ciudades como Madrid o Barcelona, o incluso en el caso de Valladolid, se están centralizando las administraciones públicas, en perjuicio de capitales de menos población.
En este punto y teniendo en cuenta la existencia de edificios medio vacíos (por ejemplo el de la tesorería general de la seguridad social), unido a la cada vez mayor informatización de la administración, que hace posible el trabajo en una oficina de otra provincia a distancia, me planteo si no sería una buena idea para revitalizar la economía de nuestra provincia la utilización de dichos espacios con funcionarios que con su gasto y consumo podrían revitalizar nuestra economía, crear empleos, fijar población y descongestionar ciudades cada vez más saturadas, insostenibles desde el punto de vista ecológico y cuyo coste de vida contribuye a una mayor desigualdad y a un mayor gasto público.
Yo lo veo claro. Y usted señor Málaga, ¿Qué opina?