[dropcap]P[/dropcap]arece que, un poco influenciados por la leyenda, bajábamos tan embalados por la calle que hubiéramos acabado, entre puente y puente, en el río o agarrados a la Cruz de los Ajusticiados; pero ni una cosa ni otra pues lo que nos hizo detener fue una dulce y etérea voz procedente de la cercana casa construída sobre un lienzo de la muralla. Aclarar que cualquier parecido con la tradición es pura coincidencia: ni San Juan de Sahagún nos gritó «¡deteneos necios!» ni sucedió el consabido milagro en esta calle de orografía tan empinada; Tentenecio se llamó otra a la que iremos en el próximo paseo.
Miguel de Lis supo combinar una arquitectura industrial con el uso residencial comenzando el siglo XX, dejando este ejemplo del estilo de la época en nuestra ciudad: casa-palacio con fachada norte modernista y cierto gusto clasicista en la del sur, con su gruta de rocalla donde dio cobijo perpetuo a sensual dama, Venus de pálida desnudez, que es réplica de la de Christopher-Gabriel Allegrain («Baño de Venus», museo del Louvre, 1767).
En un alarde de imaginación elaboramos un esquema de las calles de esta zona y se nos antojó ver la «flor de lis» (¡qué casualidad!), con la calle Tentenecio (anteriormente San Juan de Sahagún) como eje y la antigua Puerta del Río o de Aníbal (derribada por acuerdo unánime del Ayuntamiento en sesión de 18-12-1901) como nudo. Tras recuperar el aliento continuamos el camino, ahora cuesta arriba por el figurado pétalo que es la calle Veracruz (donde sucedió otro milagro que merece capítulo aparte), en busca de una magdalena o algo así, pues era temprano y apremiaba el almuerzo.
En poco espacio de tiempo y muy próxima a la anterior tuvimos que repetir parada, esta vez provocada por la visión de una hornacina a través de una ventana en lo que son las obras del «nuevo Bartolo». ¡Atónitos se quedaron estos pesquisidores!, encaramados en el borde de una fuente, con el objetivo de la cámara en zoom, pudimos resaltar la imagen de «SANa MAR MADALENA» recolocada aquí en el «MDCCCXXVII», que así rezan sus inscripciones.
Parece ser éste un solar de reedificaciones pues el moderno Colegio Mayor de San Bartolomé se había proyectado en 1942 sobre el antiguo Colegio de la Magdalena, que a su vez fue reedificado en este solar en 1819 tras ser destruido en la Guerra de la Independencia y cuya fundación data de 1545 a cargo de Martín Gasco, maestrescuela de la catedral de Sevilla y obispo de Cádiz.
Que sepan ustedes que sí nos dio tiempo a tomar un café, pero sin magdalena; encontrarnos con estas imágenes satisfizo temporalmente nuestras necesidades.